¿POR QUé DOS JESÚS?
Sobreedificando sobre el fundamento Cristo
El objetivo de esta sobre-edificación sobre el fundamento puesto por el apóstol Pablo, es presentarte a Jesús en sus dos fases de trabajo para llevar a cabo el cumplimiento de su propósito. Como muy bien nos revela el Consolador o Espíritu de Cristo que se manifestó a través del apóstol Pablo en 1 a los Corintios 15:46 Primero es lo natural y luego lo espiritual. Este principio, lo hallamos revelado a través de todo el evangelio de Dios o de la gracia. También este mismo principio lo encontramos establecido como verdad absoluta en la ley o antiguo pacto, pues precisamente la ley o antiguo pacto, lo primero o natural, nos muestra solamente por medio de sombras o figuras naturales, las verdades eternas, lo último o espiritual, como nos revela y enseña Hebreos 8:5 cuando dice: las cuales (las cosas de la ley o antiguo pacto) a una copia y sombra sirven de las cosas celestiales, como ha sido advertido Moisés cuando iba a erigir por completo el tabernáculo; porque mira, dice, harás todo conforme al modelo mostrado a ti en el monte. Te invito a leer pero sobreedificando sobre lo revelado por el apóstol Pablo en Hebreos 9:23 que dice: [23] Hubo necesidad, pues, de que las figuras de lo que hay en los cielos con esas cosas que practicaba la ley fueran purificadas, mas las mismas cosas celestiales con mejores sacrificios que esas de la ley.
Esa es la razón por lo que el Espíritu de Verdad nos revela a través del apóstol Pablo lo escrito en 2 a los Corintios 5:16 que dice: De modo que nosotros desde ahora a nadie reconocemos según la carne; y aun si hemos conocido según la carne a Cristo, pero ahora ya no le conocemos así. Por estas palabras de Pablo nuestro apóstol, se nos revela que Cristo en la carne fue su ministerio en medio de Israel llevado a cabo por medio de Jesús en los días de su carne.
Muy claramente nos revela Pablo el apóstol del nuevo pacto en Gálatas 4:4 lo siguiente: [4] Pero cuando vino la plenitud del tiempo, despachó Dios al Hijo de él, nacido de mujer, nacido bajo la ley. Fíjense bien bendecidos, el evangelio de la gracia o revelación de misterios les revela que cuando vino la plenitud o cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo. Este misterio indiscutible es lo que el apóstol Pablo revela en 1 a Timoteo 3:16 que revela que: Dios fue manifestado en carne. Sí bendecidos, Dios mismo hizo esta gran señal como lo había profetizado por medio del profeta Isaías 7:14. Por eso el nombre en profecía de ese misterio era Emanuel, que en revelación cuando llegó el cumplimiento o plenitud del tiempo significa Dios con nosotros o en medio de nosotros, biografía según Mateo 1:23
El único Dios verdadero vino a la tierra como él mismo lo prometió o profetizó a través del profeta Ezequiel 34:11 y 22, también a leer Isaías 35:4-8. Dios mismo se vistió de carne y sangre que es lo mismo que decir que se vistió de hombre, como nosotros sus hijos lo hicimos primero, Hebreos 2:14. Sí bendecidos, Dios se vistió de humillación cuando se hizo hombre para nuestra reconciliación, Filipenses 2:8 porque participar de la naturaleza del primer Adán es participar de un traje de humillación, Filipenses 3:21.
Pero gracia a nuestro Dios Fuerte o Todopoderoso Cristo Jesús, que ya nos libró de ese cuerpo de muerte y nos hizo partícipe del cuerpo de su gloria, nos hizo partícipe de su Espíritu. Vestido en ese traje de humillación, en ese traje de hombre, que se llamó Jesús de Nazaret, Dios nos reconcilió una vez y para siempre consigo mismo no tomándonos mas en cuenta la naturaleza de pecado que produce las obras muertas, naturaleza que recibimos a través del primer Adán, pero que fue muerta una vez y para siempre en la cruz, 2 a los Corintios 5:18-19, de cuya lectura te invito a leer especialmente el verso 16.
Dios mismo se preparó cuerpo y es lo que nos revela el apóstol Pablo en Hebreos 10:5. Fue en esa condición de humillación como Cordero de Dios que quitó de nosotros nuestra naturaleza de pecado delante de él. Te escribiré sobre-edificando lo que revela ese verso: [5] Por lo cual, cuando entró en el mundo dijo: Sacrificio y ofrenda por el pecado conforme se realizaba en la ley no quisiste, mas un cuerpo preparaste a mí Jesús en los días de su carne para el verdadero sacrificio, para la verdadera ofrenda. Bendecidos, esto significa, que de la misma manera que Dios nos representó por medio del primer Adán, el natural, para ser destituidos de la gloria en que estábamos con él antes de la creación; de igual manera nos representó en el segundo Adán, Cristo o Espíritu Eterno donde siempre estuvo guardada nuestra vida, Colosenses 3:3, para reconciliarnos de nuevo con él y volvernos a su gloria. ABBA PADRE.
En Hebreos 5:5-6 el apóstol Pablo nos revela: [5] Así también Cristo no a sí mismo glorificó en hacerse sumo sacerdote, sino al que habló a él: Hijo de mí eres tú, yo te he engendrado hoy; [6] como también en otro lugar dice: Tú eres Sacerdote hasta el siglo según el orden de Melquisedec. Pero Cristo fue hecho sacerdote en los días de la carne de Jesús e hizo solamente una entrada oficiando el sacrificio perfecto, del cual él mismo fue la ofrenda u oveja de Dios que quitó el pecado del mundo de los hijos de Dios una vez y para siempre, biografía según el discípulo amado Lázaro, libro llamado por error Juan 1:29-30.
El último profeta de la ley o antiguo pacto que fue Juan el Bautista, biografía según Mateo 11:13, vino precisamente para dar testimonio del Señor. Juan bautizó en agua precisamente para que así haciéndolo tuviera la señal de quien era el Mesías Príncipe, ya que Juan no le conocía, biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 1:33. Juan el Bautista fue el Elías que vino a la tierra a prepararle el camino a YHWH cuando se manifestó en Israel en carne en Jesús, Isaías 40:3, la biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 1:21 nos muestra el cumplimiento de esa profecía de Isaías.
Cristo en la carne que fue Jesús, recibió un sacerdocio que fue hasta el siglo como nos reveló Hebreos 5:6. El sacerdocio de Cristo fue hasta el siglo por causa de la ley, porque hubo un período de transición entre la ley y la gracia de aproximadamente 40 años. Nos revela Romanos 10:4 que Cristo es el fin de la ley para justicia a todo el que cree por fe, lo cual ocurrió en el año 70 con la destrucción de Jerusalén y su templo hecho a mano, como señal de que la ley había llegado a su fin. Era necesario que al finalizar la ley terminara el sacerdocio de Cristo que nos guardó en esperanza o posición en sí mismo, del ministerio de muerte que era la ley.
El sacerdocio de Leví era por linaje natural, conforme a un mandamiento de una ley carnal o de la descendencia, como revela Hebreos 7:16. El mandamiento recibido por Cristo en los días de su carne para cumplir y ponerle fin a la ley fue según el poder de una vida indestructible, como revela el mismo verso citado anteriormente. Aun durante el período de transición entre la ley y el nuevo pacto ya no había necesidad de interceder por el pecado, por cuanto en el nuevo pacto ya no hay mas ofrenda por el pecado que hacer, por cuanto Cristo con una sola ofrenda ha perfeccionado a todos los que van siendo perfeccionado, Hebreos 10:14. Esa única ofrenda fue suficiente para que los hijos de Dios fuéramos reconciliados una vez y para siempre y no se nos tomara mas en cuenta el pecado delante de Dios, 2 a los Corintios 5:19. Ahora Cristo está en reposo en su papel de Rey de Paz, Hebreos 4:19.
Revela hebreos 7:18 que ese mandamiento para ser sacerdote en la ley era solamente para la casa de Aarón en la tribu de Leví, quedó abrogado a causa de su debilidad e ineficacia. ¿Saben por qué bendecidos? El apóstol Pablo te lo revela en verso 19 cuando dice: Porque nada perfeccionó la ley, y, por otro lado, introducción de una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos a Dios. Si han leído cuidadosamente, se nos revela que en ese período de transición entre los dos pactos había ya la introducción de una mejor esperanza o posición en Cristo porque estando todavía vigente la ley o antiguo pacto delante de Dios, los creyentes no podían entrar en posesión de su herencia. Era necesario por tanto, ponerle fin a la ley, lo cual ocurrió una vez y para siempre en el año 70, cuando la ley representada por Agar la criada y esclava de la casa de Abraham y su hijo Ismael, figura de la Jerusalén de los días en la carne del apóstol Pablo fueron echados fuera de la casa, Gálatas 4:21-31.
Esa señal ocurrida en el año 70 es la señal que Jesús en los días de su carne llamó la señal del Hijo del Hombre en la biografía según Mateo 24:30 que ocurría para esa generación, biografías según Mateo 24:34 y Marcos 13:30 y como él lo profetizó así sucedió perfectamente. Eso corresponde a la segunda venida de Cristo con poder y gran gloria a ponerle fin delante de él a los viejos cielos y vieja tierra: la ley o antiguo pacto. Ahora podemos dar testimonio de que estamos en posesión real por el Espíritu de nuestra herencia eterna, por el poder del evangelio de la gracia, del cual al igual que Pablo mi apóstol, no me avergüenzo porque es poder de Dios para todo el que cree para justicia por fe, Romanos 1:16.
Continúa Hebreos 7:20 revelando que todos los sacerdotes de la ley desde Aarón hasta Caifás, el sumo sacerdote de turno en los días de Jesús o Cristo en los días de su carne, fueron sin juramento. Pero como ya había sido testificado por profecía por el profeta y rey David en el Salmos 110:4 Juró YHWH, y no se arrepentirá: Tú eres Sacerdote hasta el siglo, como lo confirma y revela el apóstol Pablo en Hebreos 7:21.
Aquí es importante señalar que la palabra usada en griego para sacerdote es iereùs que tiene la misma raíz que la palabra ieroû, usada en la biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 3:15 que significa templo hecho a mano, refiriéndose al templo de Jerusalén. Si leen el verso 19 verán que Jesús dijo: Destruid el templo (en griego naòn) y en tres días lo levantaré. El verso 21 nos da el significado de las palabras de Jesús cuando dice: Él, empero, hablaba acerca del templo (en griego naòn que significa templo no hecho a mano) del cuerpo suyo. De nuevo vuelvo y te repito, el sacerdocio de Cristo fue hasta el siglo porque fue hasta el fin de la ley. Así lo prefiguró Melquisedec, primero como Sumo Sacerdote y luego como Rey de Paz.
Por eso nos revela el apóstol Pablo en Hebreos 10:5 Por lo cual. al entrar en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste, MAS UN CUERPO ME PREPARASTE. Recuerden bendecidos, primero lo natural, el cuerpo de Jesús en los días de su carne, pero finalmente el verdadero cuerpo, el espiritual, que la Iglesia edificada por Cristo por medio de una sola ofrenda. La Iglesia es el cuerpo de Cristo. El cuerpo de Cristo que él levantó es la Iglesia, veamos 1 a los Corintios 10:17, 12:27; Efesios 2:16, 3:6, 4:4, 4:16 5:23-32 y Colosenses 1:18. Por eso finaliza diciendo en Hebreos 10:8-10 lo siguiente: [8] Mas arriba diciendo: Sacrificios y ofrendas y holocaustos en verdad por el pecado no quisiste ni fueron de tu agrado los cuales conforme a la ley son ofrecidos, [9] entonces ha dicho: ¡He aquí que vengo a hacer la voluntad de ti! Quita lo primero para lo segundo establecer; [10] en la cual voluntad santificados estamos mediante la ofrenda del cuerpo de Jesús Cristo de una vez por todas.
Fíjense bien bendecidos que el Hebreo 10:9-10 dice: entonces ha dicho: [9] ¡He aquí que vengo a hacer la voluntad de ti! Quita lo primero para lo segundo establecer; [10] en la cual voluntad santificados estamos mediante la ofrenda del cuerpo de Jesús Cristo de una vez por todas. Hubo necesidad de quitar lo primero: lo natural, que vivía por las obras de la ley o antiguo pacto; y fue establecido lo último: lo espiritual, que ha sido establecido por gracia y en el cual se vive mediante fe.
Por eso es que nos revela el apóstol Pablo las palabras de Hebreos 2:12 relacionadas con las palabras proféticas del Salmos 22:22 que dicen: [12] diciendo: Anunciaré el nombre de ti a los hermanos de mí, en medio de la Iglesia (en griego ekklesías) te cantaré himnos. En Hebreos 2:13 que dice: [13] Y otra vez: Yo estaré confiado en él; y de nuevo: Heme aquí y a los niñitos (en griego la palabra paidía) que me dio Dios, el apóstol nos revela el significado de la profecía dada en Isaías 8:18. Por cuanto el apóstol Pablo nos está revelando lo concerniente a los hijos de Dios en relación al nuevo pacto, no menciona la segunda parte de la profecía de Isaías. La segunda parte de Isaías 8:18 dice: somos por señales y presagio en Israel, de parte de YHWH de los ejércitos, que mora en el monte de Sion. Los hermanos de las primicias fueron por señal y presagio en Israel porque fueron esa última generación del antiguo pacto, la que vivió entre el año 30 y 70, donde fueron cumplidas todas las cosas para darle paso al nuevo pacto en que vivimos los hijos de Dios. Sobre esa generación se cumplió todo el misterio de Dios.,
Amados, leamos ahora los versos de Hebreos 2:14-15. Por medio de esta revelación, el Señor nos está explicando que por cuanto nosotros sus niñitos participamos de la naturaleza de carne y sangre del primer Adán que es lo mismo que el diablo, nuestro Padre también vino y participó de lo mismo en Jesús en los días de su carne, para destruir o reducir a la impotencia total al que TENÍA el imperio o poder de la muerte, esto es al diablo o primer Adán, donde todos fuimos muertos, 1 a los Corintios 15:21-22. Fíjense que dice "tenía" el poder de la muerte, porque ya ese poder cesó sobre nosotros para siempre. Por medio de esa naturaleza de pecado estábamos muertos o separados de nuestro Dios y Padre Eterno. Fíjense amados, que fue necesario que Jesús en los días de su carne fuera levantado en la cruz como serpiente por causa de la naturaleza que Jesús en los días de su carne cargó en representación de todos nosotros, biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 3:14-15. Adán o diablo, fue el homicida del principio en quienes todos fuimos muertos, ver también la misma biografía según la cita 8:42-47. Pero en Jesús Cristo todos ya estamos resucitados para siempre; ya estamos resucitados y somos perfectos delante de Dios, pero es en el Espíritu como es él. Por eso termina la revelación de Hebreos 2:14-15 diciendo: Cristo nos libró por medio de la muerte de su cordero Jesús a todos los que por el poder y temor de la muerte estábamos (en tiempo pasado) sujetos a esclavitud.
El problema quedó resuelto una vez y para siempre. En 1 a los Corintios 15:54-56 Pablo nuestro apóstol nos da el cántico de alabanza por la victoria que en sus días estaba a punto de sellarse, pues fue desvestido en el año 68, y todo fue cumplido en el año 70. Ese cántico dice: [54] Y cuando lo corruptible esto se revista de incorrupción, y lo mortal esto se revista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que ha sido escrita: Fue sorbida la muerte para victoria. [55] ¿Dónde de ti, muerte, la victoria está? ¿Dónde de ti, muerte, el aguijón está? [56] El aguijón de la muerte el pecado, y el poder del pecado: la ley.
Sobreedifiquemos sobre el verso 56 y verás claramente qué en realidad nos está el Consolador a través del apóstol Pablo revelando. Veamos el verso de atrás hacia adelante para que puedas entender de acuerdo a lo ocurrido en el año 70 que significa esa revelación. El poder del pecado era la ley. Dios prometió quitar lo primero: la ley o antiguo pacto, para establecer esto último en que vivimos por fe ahora: el nuevo pacto. Sabemos por Hebreos 7:12 que como hubo cambio de sacerdocio, fue necesario también hacer cambio de ley. Dios estableció un nuevo pacto que prometió y así es por toda la eternidad, que por el único sacrificio u ofrenda hecha por Jesús en los días de su carne, él no se acordaría ya mas de nuestros pecados e iniquidades, Hebreos 8:12 y 10:17.
Es lo mismo que revela el apóstol Pablo en Efesios 5:25-27 cuando dice que Cristo amó a la Iglesia de tal manera, que murió por ella en Jesús en los días de su carne, la santificó, la purificó por el lavamiento de la palabra, por medio del evangelio o buenas nuevas de gracia que ahora te declara todo lo que eres en Cristo, y se la presentó a sí mismo una Iglesia gloriosa, santa, sin mancha ni arruga; pero todo eso es en el nuevo Adán, en el Espíritu, no en la carne y sangre como sucedió en la ley o antiguo pacto con el viejo Adán. Dios de la misma manera que se vistió de carne en Jesús, se desvistió de carne y sangre también. Es lo mismo que revela el apóstol Pablo en Colosenses 2:11 que nosotros todos ya fuimos circuncidados en un solo día con circuncisión no hecha a mano como sucedía en la ley o antiguo pacto, al ser echado de nosotros el cuerpo o naturaleza pecaminosa carnal, en la circuncisión que Cristo sufrió en Jesús en los días de su carne cuando se desvistió de nuevo de carne y sangre.
Por tanto, quitada la ley, el pecado quedó sin poder, por ello Dios no se acordaría mas de nuestros pecados e iniquidades, que es una expresión que significa que Dios quitó la fuente que mantenía el pecado en su presencia. Por eso la ley demandaba que la paga del pecado era la muerte, Romanos 6:23. Dios cumplió perfectamente con la demanda de la ley al sacrificar su cordero sin mancha o culpabilidad de pecado, biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 8:46. La ley mató precisamente al único justo a cambio de todos nosotros los hijos que fuimos declarados en pecado. Es lo mismo que el apóstol Pablo revela en Colosenses 2:14-15 cuando nos dice que Cristo pagó el pagaré o acta de decretos que habría contra nosotros en la ley. Esa ley fue quitada y clavada en la cruz para siempre. Pagó el pagaré de la ley que era la deuda que exigía que la paga del pecado era la muerte. Pagado el pagaré en la muerte de Jesús en los días de su carne, ahora en la resurrección que es Cristo, el regalo, la gracia o presente de Dios es vida eterna en Cristo Jesús el Señor de todos nosotros. No es vida en Jesús en los días de su carne, sino en Jesús Cristo.
Fíjense bien bendecidos, lo que el apóstol nos revela en 1 a los Corintios 15:56 de nuevo, porque al sobreedificar sobre el fundamento podemos ver que la muerte de Jesús en los días de su carne pagó de una vez y para siempre la demanda de la ley, por lo que la ley quedó sin poder sobre la naturaleza de pecado. La naturaleza de pecado del primer Adán fue declarada muerta una vez y para siempre delante de Dios. Fuimos comprados a precio de sangre por la vida de un justo, 1 a los Corintios 6:20 y 7:23; Romanos 3:25-27, 5:6-11 y:15-24. En pocas palabras, fuimos declarados y constituidos justos por gracia por creerlo solamente por medio de la fe que nos fue dada una vez y para siempre por el autor y consumador de la fe, Hebreos 12:2.
Quitada la ley, se acabó el pecado delante de Dios. Pero como el aguijón de la muerte espiritual era el pecado, no habiendo pecado delante de Dios, la muerte se quedó sin aguijón y por tanto no tiene ningún poder ni puede dañar ya mas a los hijos de Dios. ABBA PADRE ETERNO, mi Espíritu te alaba y se regocija en ti. Por eso es que el apóstol Pablo comienza esa revelación declarándote que la muerte fue sorbida en victoria y hace dos preguntas: dónde estaba la victoria y poder o aguijón de la muerte. En el año 70 lo que tanto Jesús en los días de su carne llamó como "este siglo" y el apóstol Pablo "el presente siglo malo", llegó a su fin porque la ley fue cumplida perfectamente delante de Dios, se acabó de poner vieja y fue quitada por el nuevo pacto porque ya no era necesaria.
Por eso fue sorbida la muerte para victoria; Cristo el Espíritu Eterno le puso fin a la ley como revela el apóstol Pablo en Romanos 10:4. De ahí en adelante ya no conocemos a Cristo en cuanto a la carne, no vivimos por las enseñanzas de la leche, sino que conocemos a Cristo por fe mediante el Espíritu, y recibimos todas las cosas por gracia y las creemos por medio del don que recibimos de Dios para caminar en este pacto en estas vasijas temporeras por medio de la fe solamente.
Los días de la carne de Cristo son solamente para que conozcamos como fuimos conocidos y traídos de nuevo a este pacto eterno que fue confirmado a nuestro Padre Abraham por nuestro Padre Eterno. Es solamente para conocer como fuimos salvados, como fue todo cumplido para que tengamos testimonio de la fidelidad y amor de Dios para con nosotros; en fin, para que entendamos lo que significa que en este pacto caminamos por fe y no por vista, 2 a los Corintios 5:7.
Al quedar la ley sin poder para la naturaleza de pecado, la carne y la sangre o alma y cuerpo físico, que no heredó en el reino de Dios del nuevo pacto, 1 a los Corintios 15:50, la muerte quedó totalmente aniquilada porque tampoco tiene poder sobre nosotros por medio de una sola ofrenda perfecta. En este nuevo pacto a diferencia de la ley o antiguo pacto, sólo tenemos que creer por fe que todas las cosas fueron hechas nuevas en Cristo Jesús el Señor de todos nosotros. Sólo tenemos que creer por fe que todas las cosas viejas ya pasaron. Sí hermanos, las cosas viejas como la vieja tierra y su viejo cielo o ley o antiguo pacto ya terminó para siempre. Somos una nueva creación en Cristo Jesús y debemos servirle en este planeta por medio de la mente que está en nosotros: la mente de Cristo.
Esa misma enseñanza es lo revelado por el apóstol Pablo en Romanos 7:1-6. Leamos la porción directamente de la Interlineal Griego al Español y sobreedifiquemos brevemente. [1] ¿O ignoráis, hermanos, porque a los que conocen la ley hablo, que la ley se enseñorea del hombre por todo el tiempo que vive? [2] Porque la mujer casada al marido que vive está sujeta por la ley; mas si muere el marido, queda desligada de la ley del marido. [3] Por consiguiente, viviendo el marido adúltera será llamada si se allega a un varón diferente; mas si muere el marido, libre es de la ley, para no ser ella adúltera al haberse allegado a un varón diferente. [4] Así que, hermanos de mí, también vosotros fuisteis muertos a la ley mediante el cuerpo de Cristo, (Jesús en los días de su carne) para que llegaseis a ser vosotros de otro, (de Jesús Cristo) del que de los muertos fue levantado, para que llevemos fruto para Dios. [5] Porque cuando estábamos en la carne, las pasiones de los pecados que son mediante la ley, actuaban en los miembros de nosotros para llevar fruto para muerte; [6] mas ahora fuimos desligados de la ley, habiendo muerto a aquello en lo cual éramos retenidos, de modo que sirvamos nosotros en novedad de Espíritu y no en antigüedad de letra.
Como pueden observar de la lectura anterior, el apóstol Pablo nos revela los dos Jesús. El primero que es Cristo manifestado en carne, conocido en el ministerio o apostolado de la circuncisión de los doce, como Jesús, el que murió en la cruz para nuestra liberación. La mujer, la Iglesia, figurada en la ley por la nación de Israel, estaba casada al primer Adán por la carne por la ley escrita en letra en tablas de piedra: la ley del antiguo pacto. Para nosotros ser librados de la ley del primer marido fue necesario que él muriera, para que la mujer quedara libre y se uniera al segundo marido, el que resucitó: el Espíritu perfecto al que sólo se le puede servir en Espíritu y en verdad. Fue menester que en Jesús en los días de su carne como figura de la ley, muriéramos a la ley y al pecado, Romanos 6:11, 8:10 y Gálatas 2:19.
El verso de Romanos 7:5 nos revela que cuando estábamos atado a la ley que le daba poder al pecado, el fruto que producía era muerte espiritual, nos mantenía separados de Dios. Finalmente nos revela Pablo nuestro apóstol, que ahora fuimos desligados de la ley que ya fue abrogada desde el año 70, por lo cual fuimos muerto a la ley y al pecado y por eso podemos servirle a Dios solamente por el Espíritu. Solamente andando en el Espíritu o como dioses le podemos servir a Dios andando en estos trajes de humillación en que vivimos en este planeta, y por el poder de Cristo reinamos aun así aquí en vida para la gloria de Dios nuestro Padre Eterno, Jesús Cristo.
Finalmente, al volver a Isaías 9:6 veremos la señal grande que hizo YHWH en medio del pueblo que escogió para manifestarse como hombre, para venir al mundo vestido de humillación al igual que los hijos que hemos participado de carne y sangre. Ese niño nacido en la ciudad de Belén de Judea de una virgen, fue Dios mismo que se manifestó en carne en medio de los hombres. Por eso ese niño es el Espíritu Eterno vestido de carne para nuestra reconciliación; y por eso se llama su nombre Admirable, Consejero o Consolador, Dios Fuerte o Todopoderoso, el Padre Eterno y Rey de Paz en este nuevo pacto, ante quien se dobla toda rodilla. ABBA PADRE.
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