Auto EVALUACIÓN del APÓSTOL
Sobreedificando sobre el fundamento Cristo
Escuchamos cada día, que supuestamente se levantan nuevos apóstoles, pero ese ministerio, al igual que el ministerio del Mesías, el Cristo, solamente ocurriría una sola vez y para siempre en el nuevo pacto. Todo lo que se levante diciendo que es uno de esos dos ministerios, es fraudulento.
Nadie después de Pablo, que ha sido el único hombre llamado directamente por Jesús Cristo para ser apóstol de su nuevo pacto, puede ser apóstol en el nuevo pacto, porque nadie puede poner de nuevo fundamento en este pacto eterno, como enseña el mismo apóstol en la 1ra carta a los Corintios 3:10-11. Fijaos que Pablo fue llamado para ser apóstol luego de Jesús haber confirmado su nuevo pacto con muchos el día antes de la cruz, y de haber resucitado, por lo que es un ministerio para el Espíritu y no para la carne.
La función del apóstol de esta dispensación eterna en que vivimos todos los hijos de Dios en conocimiento de la revelación, fue precisamente poner el fundamento y revelarnos todos los misterios de Dios que estaban ocultos desde antes de los tiempos de los siglos o edades en Dios, como revela la carta a los Efesios 3:9, y ambas cosas ya fueron realizadas por el apóstol Pablo.
Vuelvo y te repito, Pablo es el único apóstol a quien Jesús Cristo, el que resucitó de los muertos, el nuevo o último Adán, que es en el Espíritu, levantó como apóstol para darnos el mensaje del evangelio de la gracia, la explicación de todos los misterios expresados en la ley y los profetas. Los once apóstoles o ministerio de la circuncisión si contamos el añadido por Pedro y sus demás compañeros, fueron llamados por Jesús en los días de su carne, que nació de mujer y vino conforme a la ley o antiguo pacto, para cumplirlo o completarlo al pie de la letra. Al apostolado o ministerio de la circuncisión le fue dado ministrar en medio del pueblo judío solamente, para cerrar el antiguo pacto, y dar a la Iglesia solamente la leche espiritual pura, las enseñanzas de Cristo del principio o alimento de la niñez de la Iglesia.
En Pablo, se manifestó Cristo el Consolador, para recordarnos todas las cosas que nos fueron enseñadas por el Padre, conforme enseñó Cristo en los días de su carne y registra su biografía escrita por Lázaro de Betania, el discípulo amado, cuyo libro por error todos llaman Juan 6:44. A los once, Jesús les dijo que tenía muchas cosas que decirles, pero que ellos no estaban preparados para entender, como informa la biografía de Jesús según Lázaro el discípulo amado en la cita 16:12. Por eso les dijo a los once que si él no se iba, el Consolador no vendría, lo cual podemos verificar en la misma biografía de Jesús en la cita 16:7. Para mayor facilidad, de aquí en adelante, todas las citas indicadas como el libro según Lázaro, se refieren al llamado libro según Juan. También les prometió, que cuando viniera el Consolador, él, los guiaría a toda la verdad. Él no hablaría por su propia cuenta, sino que les haría saber lo que oyera del Señor mismo, lo cual es informado en el verso 13 del mismo capítulo antes citado. El Consolador glorificaría a Cristo a su máxima expresión, porque todo lo que él dijera lo había tomado de Cristo mismo para darlo a conocer, así lo registró que lo dijo Jesús, de acuerdo a la biografía de Jesús que escribió el discípulo amado Lázaro 16:13-14. Éstas cosas, las puedes verificar con las palabras del apóstol Pablo en la 2da. carta a los Corintios 12:2-4.
Pero veamos que concepto de sí mismo tenía el apóstol Pablo, porque como muy claramente dice en la 2da carta a los Corintios 12:6, si el hubiera querido gloriarse no hubiera sido insensato, porque hubiera estado diciendo la verdad de lo que estaba haciendo; pero no lo hacía para que nadie pensara de él mas de lo que veía y oía de él. Por causa del andar de los apóstoles de la circuncisión, que se gloriaban en la carne, Pablo dijo que él también tenía en que gloriarse en la carne. En la 2da carta a los Corintios 9:7-8, Pablo les dice a esos hermanos que ellos miraban las cosas conforme a las apariencias, estaban mirando conforme a la ley. Por la autoridad que le había dado el Señor, él podía gloriarse en ellos pero para edificación, traerles el conocimiento de la gracia, y no para destrucción que era realizado por enseñar o permanecer en la ley. En los versos 12 al 18 de ese mismo capítulo, el apóstol Pablo les dice que él nos se atrevía siquiera a compararse con algunos, que veremos más adelante que eran los once si añadimos al puesto por Pedro y los demás compañeros, que se alababan a sí mismos. El apóstol les recuerda a los hermanos de Corinto, que él fue el primero en llegar a ellos con el evangelio, pero el evangelio de la gracia. Les dice que siempre evitaba entrar en los lugares donde otros, los del ministerio de la circuncisión, habían puesto fundamento, refiriéndose al fundamento de la circuncisión puesto por Pedro y sus compañeros de ministerio, información que podemos verificar en la carta a los Romanos 15:20.
Fíjense amados, que en la 2da carta a los Corintios 11:4 el apóstol Pablo les dice a los hermanos, que si venía alguno predicando a otro Jesús diferente al que él les había predicado; o si recibían otro Espíritu diferente al que habían recibido mediante su predicación; u otro evangelio diferente al que él les había predicado, ellos eran bien tolerantes, con lo que demostraban que eran ignorantes de la verdadera doctrina de Cristo. Esos once del ministerio de la circuncisión dado a Pedro como cabeza del grupo presentaban al Jesús de los días de su carne, al que habían escuchado con sus oídos, al que habían visto con sus ojos y habían palpado con sus manos, como testifica Lázaro, uno de los discípulo de la circuncisión en su 1ra carta llamada por error Juan 1:1. Por eso predicaban el evangelio de la circuncisión y también se gloriaban en la señal de Pentecostés como si eso fuera recibir el Espíritu. Pablo les presentó a los apóstoles de la circuncisión a Jesús Cristo, que es el Espíritu de vida que ahora mora en cada creyente, como nos informa el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 2:2. Pedro y sus compañeros anunciaban el evangelio de la circuncisión, mientras que Pablo en esos días anunciaba el evangelio de la incircuncisión, que ahora tenemos como el evangelio de la gracia para el nuevo pacto a través del ministerio de la reconciliación que le fue dado a él, como nos informa en la 2da carta a los Corintios 5:18-19. Lo rasgos de hablar de la gracia que aparecen en las cartas de Pedro es por la influencia de Pablo. Esto lo puedes corroborar leyendo en la 2da carta de Pedro 3:15-16.
¿Por qué decimos todas éstas cosas? Porque en la 2da carta a los Corintios 11:5, lo que el apóstol Pablo dice, como todo lo informado en el resto del capítulo 11 y parte del 12, lo dice por los once del ministerio de la circuncisión y demás ancianos, de quienes estaba él estaba hablando. El apóstol Pablo dice que en nada era inferior a esos que se consideraban los grandes apóstoles, los once apóstoles de Jesús en los días de su carne. Pablo reconocía que él era tosco en la palabra, pero en el conocimiento era todo lo contrario, como lo había demostrado por sus enseñanzas. Así lo anunció Cristo en los días de su carne, él hablaría lo que Cristo le iba a enseñar solamente, y así fue, como podemos verificarlo en la 1ra carta a los Corintios 2:2-5. En el verso 12 de la 2da carta a los Corintios capítulo 11, el apóstol Pablo dice que lo que estaba haciendo lo hacía para quitarle esa altivez que tenían, para traerlos a la realidad, recuerden las palabras de Jesús, el que se ensalza es humillado o bajado, más el que se humilla es ensalzado. Esa es la razón por la que en los versos 13 y 14 los trató de la siguiente manera:
Te invito a que leas ahora en la 2da carta a los Corintios 11:16-33, donde el apóstol Pablo les dice a los hermanos de Corinto que le escucharan, como si fuera con locura que les estuviera hablando, ver versos 1 y 16, porque la comparación que hace, es muy clara que es con respecto a los once. De esa porción te voy solamente a citar del verso 22 al 25 que dicen como sigue: 22 ¿Hebreos son (los once)? También yo. ¿Israelitas son (los once)? También yo. ¿Simiente de Abraham son (los once)? También yo. 23 ¿Ministros de Cristo son (los once)? Como perdiendo el juicio hablo, yo más; en trabajos, más abundantemente; en cárceles, más abundantemente; en azotes, excesivamente; en peligros de muerte, muchas veces. 24 De parte de los judíos, cinco veces cuarenta azotes menos uno recibí; 25 tres veces fui azotado con varas; una vez fui apedreado; tres veces padecí naufragio.
Si sigues leyendo el resto del capítulo, verás todo lo que sufrió el apóstol por causa del nombre del Señor, tal y como el Señor le anunció por medio de Ananías que sucedería, cuando lo envió a Pablo, Hechos 9:15-16. Aprovecho para indicaros que Cristo solamente mandó a Ananías para que le impusiera las manos y recibiera la vista, no para que lo bautizara en agua. Compara los sufrimientos del apóstol Pablo por causa de Cristo, con los sufrimientos de los once con el añadido, por causa de Jesús, que es con quienes el apóstol Pablo se está comparando, y verás que en todo lo excedió a ellos, porque no era el hombre bajo el nombre Pablo, sino que era el Espíritu Eterno Cristo, el Espíritu o Consolador morando o viviendo en Pablo, quien estaba haciendo todas esas cosas, recuerda las palabras sobre ese asunto que nos han sido dada en la carta a los Gálatas 2:20-21 las cuales te cito a continuación: 20 Con Cristo he sido con-crucificado; y ya no vivo yo, sino que vive en mí Cristo; y lo que ahora vivo en la carne, por fe lo vivo del Hijo de Dios, que me amó y entregó a sí mismo a favor de mí. 21 No soslayo la gracia de Dios; porque si mediante la ley viene la justicia, entonces Cristo sin necesidad murió.
Por eso, el apóstol Pablo revela en la carta a los Colosenses 1:24-26 lo siguiente: 24 Ahora me gozo en los padecimientos en pro de vosotros, y estoy completando lo que falta de las aflicciones de Cristo en la carne de mí en pro del cuerpo de él, que es la Iglesia, 25 de la que fui hecho yo ministro conforme a la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para anunciar cumplidamente la palabra de Dios, 26 el misterio que ha estado oculto desde los siglos y desde las generaciones, pero ahora fue manifestado a los santos de él.
Como han visto hasta aquí mis amados, el apóstol Pablo no se gloriaba en su carne sobre ningún creyente, sino que se gloriaba en sus debilidades, porque toda su gloria estaba en Cristo, la cabeza del cuerpo. Vuelvo y les repito amados, el último apóstol llamado por Jesús, y el único apóstol para el nuevo pacto en que vivimos, es el apóstol Pablo.
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