LA GRACIA QUITÓ LOS VELOS
En los nuevos cielo y tierra, Ramón Cristo (Isaías 53:10)
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En la vestidura visible, Yo Soy Ramón
Urbáez, Sobre-Edificador por la gracia de Dios, sobre el fundamento
Cristo puesto por el apóstol Pablo, 1ra carta a los
Corintios 3:10. Hermano en la común fe, a todos los santos ya
bendecidos en la simiente de Abraham, la cual es
Cristo, carta a los Gálatas 3:8, 9 y 16; con toda bendición
espiritual, carta a los Efesios 1:3; trasladados y sentados en los
lugares celestiales, y hechos perfectos con un sólo sacrificio para
siempre, carta a los Hebreos 10:14. Gracia y paz a cada uno de vosotros de
Dios nuestro Padre y Señor, Jesús Cristo.
El propósito de este estudio, es que los santos, dioses, reyes y
señores que están en la tierra, entiendan y crezcan en todas las
cosas espirituales, la sabiduría de Dios en misterios, la sabiduría
oculta y predestinada, preparadas para nuestro peregrinar y reinar en
vida en este planeta desde antes de los siglos, conforme nos revela el
apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 2:6-9, la porción del
cuerpo Espíritu del cual Jesús Cristo es la cabeza, su siempre servidor,
Ramón Cristo. |
Que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo.
Carta a los Colosenses 4:3
Revela el apóstol Pablo en la 2da carta a los Corintios 3:12-18 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
En el libro del discípulo amado Lázaro llamado por error Juan 1:17, nos son revelados los dos pactos y sus respectivos mediadores. Los dos pactos mencionados son la ley y la gracia, mientras que los dos mediadores son Moisés y Jesús Cristo en los días de su carne, para darle cumplimiento a todo lo dicho por la ley y los profetas, para darle introducción en este orden relativo a la gracia.
La cita dice: 17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesús Cristo.
Moisés en los días de su carne fue el mediador de la ley o antiguo pacto, mientras que Jesús fue el mediador de la gracia y la verdad. Jesús mismo reveló y enseñó que todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan el Bautista, como lo informa su biografía según Mateo 11:13. Recordad lo que nos revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 10:4, el fin de la ley es Cristo, pero para justicia de todos los que creen en él. El libro Mateo 5:17 dice que Cristo no vino para abrogar la ley, sino para cumplirla o más bien como declara la original en griego, para completarla.
El pueblo de Israel, se guiaba desde los días de Moisés hasta que llegó Jesús, por medio de los 10 mandamientos de las tablas de la ley y del resto de los 613 mandamientos adicionales ordenados por medio de la ley dada por medio de Moisés. En cambio, todos los creyentes en Cristo, debemos guiarnos solamente por medio de la ley del Espíritu de vida escrita en las tablas de carne del corazón, es decir, por la revelación abierta a nuestros ojos espirituales de nuestra nueva mente Cristo en nosotros, porque es la ley o palabra de Dios escrita en nuestras mentes por Espíritu o Dios vivo.
El apóstol Pablo revela en la 2da carta a los Corintios 3:6 que la ley gravada en tablas de piedra era letra muerta. Esa letra de la ley o ignorancia de los misterios revelados, mata o separa de la verdad a los que no entienden o disciernen por el Espíritu o mente de Cristo esa bendita realidad.
Quien no tenga el Espíritu o Cristo morando en él, quien es nuestra cabeza, ya que todos nosotros somos cuerpo de él, jamás podrá entender la realidad espiritual de Dios en este orden relativo. La ley de Moisés le hacía exigencias a los hombres que eran imposible cumplir. Eso ocurrió desde Moisés hasta Juan el Bautista. Por eso la ley de Moisés nunca pudo darles vida a los que a ella se acercaban, nunca pudo vivificar a nadie delante de Dios.
Es por eso que el apóstol Pablo revela en la carta a los Gálatas 3:21 que Si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley. En cambio, lo único que pudo hacer la ley fue matar o mantener separado de la verdad a los hombres desde Moisés hasta Jesús.
Lo que único que la ley hizo cien por ciento efectivo fue mantener esclavos a todos los que a ella se acercaron por las obras de la carne, a todos los que querían agradar a Dios cumpliendo las exigencias de la ley, por medio de su justicia propia, justicia que no tenía valor delante de Dios. Por eso, el apóstol Pablo, en la carta a los Romanos 7:9 revela sobre la ley, pero venido el mandamiento, el pecado (o naturaleza adversaria al Espíritu) revivió, y yo morí.
Sí amados, el pecado o alma viviente pareció tener oportunidad de vida delante de Dios mediante la ley, porque como escribió Moisés en el libro de Levíticos 18:5 y confirma el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 10:5, el hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. El hombre que mediante sus obras de justicia propia pudiera agradar las exigencias de la ley de Moisés, alcanzaría la justicia de Dios. Pero eso fue siempre una misión imposible.
Es por eso que el apóstol Pablo revela en la 2da carta a los Corintios 3:6 que el Señor nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
El pueblo de Israel, desde Moisés hasta Jesús vivió bajo un pacto de letra muerta, porque mantuvo separados del conocimiento a los que embotaron sus mentes gravando las sombras de la ley en sus mentes. Vivieron bajo un pacto de una ley escrita en dos tablas de piedras, que tuvieron como misión, servir de testigo de su incumplimiento delante de ellos mismos.
Pero no sólo las dos tablas y el resto de los 613 mandamientos de la ley de Moisés fueron testigos contra ellos, sino que también los varios rollos de escrituras o letras dadas por los profetas, decretos que tampoco entendieron, les sirvió de testigos contra ellos. Es que no tenían ojos para ver ni oídos para escuchar lo que en realidad les estaba revelando sobre el propósito de Dios, tanto la ley como los profetas. porque el velo de ritualismo en Moisés nos les dejaba ver la realidad escondida en esas palabras.
Aun así, ese pacto mediado en Moisés fue con gloria. Pero ellos no pudieron siquiera imaginar o entender por qué esa gloria solamente resplandeció en el rostro de Moisés, como nos informa el libro de Éxodo 34:29-35. No pudieron percibir que esa gloria del rostro de Moisés en el monte Sinai era temporera y que por el rostro de Moisés estar tapado con un velo, les era imposible ver que esa gloria se desvanecía, pero peor aun, ¿qué significaba todo eso?
Por el otro lado nos es revelado por el apóstol Pablo, que la gloria de Dios se manifestó en la faz o rostro de Jesús Cristo. Cristo es la gloria Dios que nos es revelada por medio del Espíritu de vida, por medio del ministerio de la reconciliación. La gloria del rostro descubierto de Cristo por medio del ministerio de la reconciliación es superior a la gloria cubierta y pasajera del ministerio de condenación.
Mientras la gloria del rostro de Cristo es para vida mediante su gracia, la gloria cubierta del rostro de Moisés era para muerte o separación, que es lo que alegóricamente representaba la ley en Moisés, como nos revela el apóstol Pablo en la porción de la carta a los Romanos 5:13-21.
El ministerio de la reconciliación por medio del cual el nuevo pacto de la gracia fue dado a conocer por Cristo a través del apóstol Pablo, nos revela y enseña que el nuevo pacto en Cristo, es el pacto del Espíritu consigo mismo, porque es el pacto de la cabeza con su cuerpo.
Por eso el pacto de la gracia vivifica, justifica, da vida y vida en abundancia, y sobre todo, nos hace reinar en vida, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 5:17.
El ministerio de la reconciliación es para enseñarnos que el nuevo pacto en Cristo sólo declara y da a conocer la gloria de Cristo, con el propósito de llevar a todos los hijos de Dios en peregrinación, a la gloria en que estaban antes que fuéramos puestos en la imagen terrenal, eso es lo que revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 2:10, para mostrarnos el por qué de las aflicciones de los hijos o cuerpo que es la Iglesia.
Por tanto, mis amados, estar o ser en Cristo, que el apóstol Pablo en revelación dada en la 1ra carta a los Corintios 5:17 llama ser una nueva creación, lo cual es para este orden relativo, es entrar a un nuevo pacto, para darle paso a la nueva creación. Es ser imputado en una nueva naturaleza diferente a la naturaleza terrenal en el primer Adán. Es ser parte de la naturaleza espiritual o Cristo, el último Adán, que es Espíritu que vivifica. El que está en este nuevo pacto en Cristo, está en gracia y si estamos en gracia hay un cambio de pacto, lo cual requirió un cambio de sacerdocio, de ley, de naturaleza, de creación, etc.
Estar en el pacto de la gracia es haber pasado de condenación para muerte o separación de la gloria de Dios a justificación para vida eterna en Cristo. Es haber pasado de la destitución de la gloria de Dios a la reconciliación de la gloria de Dios. Es haber pasado de la gloria temporera de la carne a la gloria eterna del Espíritu de vida.
Como os cité anteriormente, en el antiguo pacto, Moisés mientras hablaba al pueblo, mostraba al descubierto su rostro glorificado, pero cuando terminaba de hablarles, tenía que ocultar su rostro bajo un velo para que el pueblo no viera que la gloria de su rostro se iba desvaneciendo. Por esa razón, ellos nunca entendieron el fin futuro de la ley, no entendieron que el ministerio de ley pronto llegaría a su final, no percibieron que el ministerio de la ley de Moisés había de ser abolido.
Pero en el nuevo pacto, Cristo a través de Pablo no tenía la necesidad de colocar un velo sobre su rostro como figura. Cristo hablaba y revelaba directamente todos los misterios que estuvieron escondidos. Cristo les quitó el velo a todas las figuras que esas cosas representaban. Cristo destapó todo lo que estaba encerrado bajo las figuras de todas esas cosas anunciadas por la ley y los profetas. Cristo abrió los ojos del entendimiento a todos los llamados para que vieran que esas cosas estuvieron reservadas para el ministerio del nuevo pacto o de la gracia en Cristo, sin disimular ni ocultar su rostro.
Pero si todavía tenéis dudas y os preguntáis a vosotros mismos: ¿Qué es lo que habría de ser abolido? La respuesta es bien sencilla, Lo que habría de ser abolido era el antiguo pacto o ley de Moisés cien por ciento, como ocurrió en el año 70 con el juicio de la Jerusalén de abajo y sus hijos, que fue la señal del Hijo del Hombre anunciada por Jesús. Lo que habría de ser abolido era la letra totalmente cumplida por Cristo en Jesús, que producía la muerte o separación de los hijos de Dios por no entender su contenido. Sí, lo que habría de ser abolido era la ley de Moisés.
El apóstol Pablo muy claramente nos revela en la 2da carta a los Corintios 3:14 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.
El velo de Moisés es el embotamiento de la mente de los creyentes que siguen judaizando. Pero si preguntas: ¿Qué es un creyente que sigue judaizando? La respuesta también es bien sencilla. Es uno que lee el antiguo pacto sin sobre-edificar sobre su contenido leído. Es alguien que lee a Moisés y se ha quedado en las enseñanzas de esa letra sin entender o discernir el significado espiritual que hay guardado en esa letra o debajo de ese velo literario.
El tener la mente o sentidos embotados, es estar cegado espiritualmente. Recuerda que Cristo vino en Jesús para darle vista a los ciegos, oído a los sordos, a quitar la parálisis, la lepra, dar palabra al mudo, etc., pero es en el Espíritu, porque él llevó sobre sí mismo todas esas enfermedades. Es como los panes y peces multiplicados, ellos sólo veían lo que perece para la carne, no pueden ver lo que a vida permanece.
Cuando Cristo vino, los israelitas, no vieron en Jesús el fin de la ley. ¿Sabéis por qué? Porque su entendimiento acerca de Cristo estaba embotado. Pero la verdad es mis amados, que los judíos de los días de Jesús fueron endurecidos por Dios, para no ver en Cristo el fin de la ley, eso es lo que está revelando el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 11:7, 25.
Por eso declara el discípulo amado Lázaro en su libro llamado por error Juan 1:11 que cuando Cristo vino en Jesús a realizar su ministerio en medio del pueblo en que se manifestó, los suyos o ese pueblo, no le recibieron.
Por eso de igual manera revela también el apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 2:7-8 que ninguno de los príncipes o líderes religiosos de Israel conoció la revelación del Cristo cuando hizo su aparición en medio de Israel, porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria en los días de su carne.
Conforme nos revela el apóstol Pablo en la 2da carta a los Corintios 3:14, el único que puede quitar el velo de Moisés de una persona embrujada con ese pacto, cuando todavía hasta el día de hoy se lee el antiguo pacto, es Cristo. El velo en un hijo de Dios, es en realidad una ceguera espiritual temporera, es falta de revelación en su mente Cristo todavía no activada o sus ojos espirituales no alumbrados.
Hoy en día son muchos los líderes y creyentes que todavía tienen el velo de Moisés puesto en su corazón o entendimiento. Por eso se comportan como ciegos espirituales, porque no han visto que el velo de la ley es quitado por Cristo. Es que en realidad no han entendido a Cristo todavía. Muchos hijos de Dios todavía tienen el velo de Moisés, porque todavía siguen creyendo a Moisés como su realidad espiritual, y si dicen creer a Cristo, lo practican en forma de ritos de la ley. Se han quedado practicando a Cristo al estilo de los ritos de la ley, porque no han entendido que a Cristo en Jesús le fue necesario hacer sólo una ofrenda para liberarnos de la naturaleza de pecado o acusadora o adversaria, que es lo mismo que la naturaleza diablo o satanás.
El Pentateuco se solía leer en las sinagogas, pero en la actualidad todavía se sigue leyendo a Moisés en las congregaciones que dicen ser cristianas. Todas sus enseñanzas siguen girando alrededor del antiguo pacto. No saben la diferencia entre utilizar una cita del antiguo pacto como referencia para ilustrar como fuimos conocidos, en vez de querer aplicar la vida de las sombras y figuras de esas ilustraciones.
Cuando un Pastor lee a Moisés a la iglesia y la enseña a vivir conforme a esos ritos, los pone debajo del velo o mente en Moisés y los embruja con la ley ya caducada y finalizada. Mantiene a la congregación en el ministerio de condenación. Mantiene a la congregación atada a las maldiciones en vez de toda la bendición espiritual en los lugares celestiales ya recibida. Los mantiene en la muerte o separación del reino de Cristo que produce ese pacto ya abolido por Dios, en vez de a la vida en abundancia en el conocimiento de Cristo.
Nosotros tenemos que enseñar a los hijos de Dios a dejar de caminar por la senda antigua de la ley de Moisés, para que camine por el camino nuevo que es Cristo, para que puedan ver en Cristo la realidad del camino nuevo y vivo que nos revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 10:20.
El día que el velo de Moisés es quitado y vemos la luz de Cristo en su esplendor, entenderemos el nuevo pacto de su gracia, observaremos por primera vez, que produce la vida en abundancia y todas las bendiciones que fueron prometidas a nuestro padre Abraham en su simiente, la cual es Cristo, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 3:16.
¿Pero, sabéis una cosa? Cuando un llamado creyente de Cristo, lee a Moisés y sigue en pos de la ley de Moisés como si fuera en este tiempo la realidad del reino de Dios, y sigue atado aunque sea a la letra de un solo de esos mandamientos en la letra, eso es evidencia de que todavía no tiene los ojos alumbrados por Cristo. ¿Por qué os digo esto? Porque su corazón todavía está en la ley de Moisés, su entendimiento tiene el velo de Moisés; pero cuando Dios le alumbre los ojos del entendimiento, otra forma de llamar a la mente espiritual, su corazón o mente se volverá a Cristo, y el velo le será quitado.
Volver el corazón 100% al Señor y estar sujeto a la ley 0%, es quitar el velo de Moisés de los ojos espirituales. Cuando eso sucede, se sale de la oscuridad o ignorancia que hay debajo del velo, a la luz admirable del conocimiento de la revelación de Dios en Cristo, que hay cuando estamos a la luz de la revelación a cara descubierta o conocimiento del evangelio de la gracia.
Vivir bajo el velo de Moisés es vivir en esclavitud a las obras de la ley que producen justicia propia, justicia que es sin valor delante de Dios. ¿Sabes como llamó Dios tus obras de justicia aun desde el antiguo pacto por medio del profeta Isaías 64:6? Las llamó trapo inmundo. Por eso el apóstol Pablo revela en esa 2da carta a los Corintios 3:17 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. ¿Sabes por qué? Porque vivimos en la justicia de Cristo en Jesús, y no en la nuestra, que nunca serviría de nada.
De una cosa pueden estar seguros, donde está Moisés, está la carne tratando su propia justicia por las obras de la ley y por tanto hay esclavitud. Pero donde está Cristo el Señor, está el Espíritu de vida; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay verdadera libertad, porque el Espíritu vive por la justicia de Cristo.
Pero ¿qué tipo de libertad hay? Pues hay libertad en el entendimiento. Es así porque el Espíritu del Señor que es la renovación de nuestro entendimiento, nos libera de la letra de la ley. Donde hay libertad en Cristo, somos sacados de debajo del velo de Moisés completamente.
Veamos el ejemplo que nos deja el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 2:4 cuando nos informa con relación a esto lo siguiente: 4 Y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud.
¿Qué libertad espiaban esos falsos hermanos a los que eran nueva creación en Cristo, el Señor de nosotros? Pues lo espiaban de la libertad de la esclavitud que producía las obras y ritos de la ley. Los espiaban de la libertad de las maldiciones de la ley si no era cumplida conforme al antiguo pacto. Por eso esos falsos hermanos eran judaizantes.
Por eso en la cita anterior el amado apóstol Pablo llama “falsos hermanos” a los que trataban de judaizar a los hermanos dentro de las congregaciones. Y si preguntas ¿Qué es judaizar? La respuesta es bien sencilla: Es pretender reducir la mente libre en el conocimiento de Cristo a la esclavitud de la ley de Moisés o antiguo pacto ya abolido por Cristo.
Esa es la razón del consejo del apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Por eso es necesario cuidarse de los falsos hermanos, de los líderes y predicadores de Moisés, que sólo entran a las iglesias gracia para espiar la libertad de los santos y para tratar de reducirlos a esclavitud de los viejos rudimentos, y peor aun, de mandamientos de hombres.
Esos falsos hermanos pretenden poner de nuevo el velo de esclavitud de Moisés a los hermanos ya reconciliados y libertados por Cristo. Por eso, nos enseña el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 2:5 A los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. La realidad es que todo creyente maduro en el conocimiento de Cristo disfruta de la libertad del Espíritu. El que es libre en Cristo no se somete de nuevo a esos pobres y débiles rudimentos de la ley, para que la verdad del evangelio de la gracia de Cristo esté firme.
Los que hemos sido despertados a la gracia de Cristo somos totalmente diferentes a los creyentes judaizantes. Mientras ellos viven con el velo de Moisés sobre sus rostros o cabeza, lo que equivale a decir que sus mentes o corazones no han sido renovados. En cambio nosotros, los ministros del nuevo pacto, vivimos sin velo, a cara descubierta, porque nuestra cabeza que es Cristo no la podemos cubrir, para que vean su gloria en nosotros. El propósito de tener el rostro descubierto es que reflejemos como un espejo la gloria del Señor en nosotros.
Sin velo, somos transformados de gloria en gloria en Su misma imagen. Significa, que si nuestra cara o entendimiento está descubierto, nuestro corazón o mente ha sido renovado en Cristo el Señor. Significa que el velo de la ley de Moisés nos fue quitado por Cristo. Significa que el Espíritu del Señor nos ha librado de la esclavitud de la ley. Significa que Cristo nos ha librado de vivir en esclavitud debajo del velo de Moisés. Significa que Cristo nos ha libertado de vivir esclavo o de querer ser justificado delante de Dios por las obras de la ley, por los ritos y mandamiento de la letra del antiguo pacto.
El apóstol Pablo revela que si ha habido un cambio de pacto, también era necesario que lo hubiera de sacerdocio o ministerio. A los sacerdotes del ministerio del nuevo pacto los llamó, ministros competentes del nuevo pacto. Por tanto es necesario que entendamos qué es un ministro del nuevo pacto.
Un ministro del nuevo pacto es todo aquel que ha sido convertido de Moisés a Cristo. Un ministro del nuevo pacto es todo aquel a quien el velo de Moisés le fue quitado y sólo predica a Cristo. Es todo aquel que ministra no conforme a la letra muerta de la ley, sino conforme al Espíritu que vivifica. Es aquel que ha recibido la gracia por medio del ministerio de la reconciliación, por lo que ha renunciado a lo oculto y a lo vergonzoso. Es todo aquel que no anda con astucia adulterando la palabra de Dios para su propio beneficio.
Por eso declara el apóstol Pablo en la 2da carta a los Corintios 4:1-2 Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. 2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.
¿PERO QUÉ ES Y CUÁL ES EL SEGUNDO VELO?
Pero quizás pienses que el único velo del que nos hablan las Escrituras sea el velo de Moisés, que es para la carne, la mente de la carne o alma viviente, que solamente tiene existencia en esta dimensión terrenal. Pero la realidad, es que también se nos habla de otro velo, del cual os hablaré también. Me refiero al velo de la sangre, que es figura del cuerpo animal o la vestidura visible y aparente para esta dimensión relativa, por que también Cristo ya quitó ese velo de nosotros.
Nos revela el apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 15:42-44 hablando de la resurrección de los muertos o separados de la gloria o presencia de Dios, lo siguiente: 42 Así también la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, es resucitado en incorrupción; 43 se siembra en deshonor, es resucitado en gloria; se siembra en debilidad, es resucitado en poder; 44 se siembra cuerpo animal, es resucitado cuerpo espiritual. Si hay cuerpo animal, hay también espiritual. Por tanto mis amados, el velo del cuerpo biológico o vestidura terrenal, es con lo que dios vistió al animal hombre al principio.
Fijaos que el apóstol Pablo no dice que va a haber cuerpo espiritual, sino que ya en los días del apóstol Pablo él dijo, hay, en tiempo presente. El cuerpo espiritual era una realidad, sólo que oculta a los ojos terrenales. Es triste decir, que muchos amados que dicen estar reinando en la gracia de Dios o de Cristo, nuestro Padre Eterno o Cabeza del cuerpo que es todas las cosas que realizó en todos nosotros, para que reinemos en vida, anhelan como los israelitas cuando salieron de Egipto, las hoyas de carne, cebolla, etc., figura del anhelar la vieja naturaleza, cuando siguen viviendo en fe esperanza, porque supuestamente su cuerpo animal será transformado en cuerpo espiritual. Pero el apóstol Pablo plantea otra cosa. Dice que se siembra, y tiene que morir y dejar de ser, para resucitar. Recuerden amados, la semilla sembrada no es el árbol que luego sale.
Fijaos de igual manera, que en Cristo fuimos circuncidados tanto del cuerpo de carne de pecado como de nuestra vestidura. Esa es la razón por la que el apóstol Pablo revela en la 1ra carta a los Corintios 15:50 que ni la carne o alma viviente, ni la sangre o vestidura del cuerpo animal, ninguna de las dos cosas heredaron en el reino de Dios que es espiritual. Leamos varios versos que nos revelan que ya fuimos circuncidados en Cristo.
La carta a los Colosenses 2:10-11 dice: 10 Y estáis en él completos, el cual es la cabeza de todo principado y potestad, 11 en quien también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, por el despojarse del cuerpo de la carne, en la circuncisión de Cristo.
La carta a los Filipenses 3:3 por su parte dice: Porque nosotros somos la circuncisión, los que por Espíritu de Dios damos culto y nos jactamos en Cristo Jesús y no confiamos en carne.
Y esto es así, porque como os cite anteriormente en el estudio, también revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 10:20 Cristo nos inauguró camino recién abierto y vivo a través del velo, esto es, de la carne de él. Por eso andamos en este orden visible y relativo mediante fe ya consumada por Cristo y no por vista, como revela el apóstol Pablo en la 2da carta a los Corintios 5:7. Por eso debemos andar de buen ánimo siempre y sabiendo o conociendo que mientras estemos residiendo en el cuerpo, estamos ausentes del Señor o de la dimensión puramente espiritual, que es nuestro verdadero hogar. Por eso, los ministros del nuevo pacto o de la gracia de Cristo, estamos llamados a predicar y enseñar el evangelio de la gracia de Dios sobre-edificado de las enseñanzas que Cristo no reveló mediante el apóstol Pablo.
Los ministros del nuevo pacto somos llamados a enseñar el evangelio de las realidades ya cumplidas en Cristo Jesús. Es el mensaje sin velos. Es el mensaje al descubierto y sobre-edificado de la verdad de Cristo, quien ya nos quitó el velo de la carne, para que cuando seamos desvestidos, participemos de la gloria del cuerpo espiritual conforme al cuerpo de su gloria sin el velo de la vestidura temporal o cuerpo humano.
Por tanto, el mensaje del ministerio de la reconciliación tiene la responsabilidad de declarar por doquier, que la gracia de Cristo, ya quitó tanto el velo de Moisés o de la mente del primer Adán, así como el velo del cuerpo animal donde reside esa mente o imagen terrenal, que es una casa de barro o tabernáculo de barro o habitación compartida en este orden relativo, entre las dos naturalezas, la imagen terrenal y la imagen espiritual. Gracia y paz.
¡ABBA Cristo!
MINISTERIO
RECONCILIACIÓN EVANGELIO DE LA GRACIA - (MREG)
P.O.
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ARECIBO,
PR
00614-0452 [TEL. (787) 466-1783]
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