LA GRACIA REQUIERE APOSTATAR A MOISÉS
En los nuevos cielo y tierra, Ramón Cristo (Isaías 53:10)
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En la vestidura visible, Yo Soy Ramón
Urbáez, Sobre-Edificador por la gracia de Dios, sobre el fundamento
Cristo puesto por el apóstol Pablo, 1ra carta a los
Corintios 3:10. Hermano en la común fe, a todos los santos ya
bendecidos en la simiente de Abraham, la cual es
Cristo, carta a los Gálatas 3:8, 9 y 16; con toda bendición
espiritual, carta a los Efesios 1:3; trasladados y sentados en los
lugares celestiales, y hechos perfectos con un sólo sacrificio para
siempre, carta a los Hebreos 10:14. Gracia y paz a cada uno de vosotros de
Dios nuestro Padre y Señor, Jesús Cristo.
El propósito de este estudio, es que los santos, dioses, reyes y
señores que están en la tierra, entiendan y crezcan en todas las
cosas espirituales, la sabiduría de Dios en misterios, la sabiduría
oculta y predestinada, preparadas para nuestro peregrinar y reinar en
vida en este planeta desde antes de los siglos, conforme nos revela el
apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 2:6-9, la porción del
cuerpo Espíritu del cual Jesús Cristo es la cabeza, su siempre servidor,
Ramón Cristo. |
Que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio (sobreedificado) de Cristo.
Carta a los Colosenses 4:3
Comencemos el estudio de hoy leyendo la porción del libro de los Hechos 21:17-22 que nos informa lo siguiente: 17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. 18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; 19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. 20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. 21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apóstatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. 22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.
Al leer estas palabras del amado Lucas, es necesario que primero hagamos un recorrido hacia atrás en el tiempo relativo para la carne y sangre, ya que sólo en el Espíritu o Cristo vivimos eternidad e inmutabilidad, para que entendamos este incidente. Como también nos declara el amado Lucas en el libro de los Hechos 21:8-14, es bien claro que antes del apóstol Pablo subir a Jerusalén, estando en la ciudad de Cesarea en casa de Felipe el evangelista, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, 11 quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. 12 Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. 13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor. Los hermanos aconsejaron y aun le rogaron al apóstol Pablo que no subiera a Jerusalén; pero de acuerdo al verso 21, él les dijo: Yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.
Y como nadie pudo persuadirlo de hacer lo contrario, ni hacerlo desistir del viaje, Pablo subió a Jerusalén.Ahora, la pregunta importante que debemos hacernos para entender este asunto correctamente es: ¿Quiénes estaban en Jerusalén? La respuesta es bien sencilla y tiene dos contestaciones. La primera respuesta nos declara que en Jerusalén estaban el sumo sacerdote y los fariseos, que hacían todo lo que les era posible para asesinar a Pablo. La segunda respuesta nos declara, que también en esa ciudad estaba Jacobo, el principal entre los ancianos del ministerio de la circuncisión que desde alli operaba, quién le dijo a Pablo: Oye, Pablo observa que hay millares de judíos que han creído en el Jesús que nosotros le hemos predicado y se han bautizado en el bautismo de agua de arrepentimiento que aprendimos de Juan; y todos son celosos por continuar guardando la ley de Moisés. Se les ha dicho que tú enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apóstatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres, y que tú enseñas a todos contra las costumbres del pueblo, contra la ley de Moisés y contra el templo.
¿Cuál fue el resultado de todo el aconsejó que Santiago le dio al apóstol Pablo? Primero, que el apóstol Pablo fue blando en la petición de Santiago de cumplir con un rito de la ley que nada ya tenía que ver con la nueva vida en la gracia del apóstol, quien trató de complacerlo. Y segundo, que de todos modos los judíos se apoderaron del apóstol Pablo, y le arrastraron fuera del templo, procurando matarle.
Pero les pido que se fijen bien en este detalle sumamente importante. Al leer lo dicho por Jacobo somos introducidos a la información de que Pablo, el apóstol de Jesús Cristo para el pacto de la gracia, fue el primer apóstata de la ley de Moisés. Sí, el apóstol Pablo fue el primer apóstata de la circuncisión hecha a mano en la carne; fue el primer apóstata de continuar guardando las viejas costumbres y del servicio del templo y todo lo que eso implicaba como sombra de Cristo. Pero lo importante de esto es que te preguntes: ¿Por qué? Si lees lo escrito por el apóstol Pablo, el hebreo de hebreos, precisamente en la carta que le escribió a los Hebreos 8:13 nos dice: Al decir: Nuevo pacto ha dado por viejo al primero y lo que se está poniendo viejo está a punto de desaparecer. Eso fue lo que le sucedió a ese pacto viejo en el año 70, llegó a su fin y desapareció delante de Dios para siempre, aunque nuestros amados del sistema religioso lo conserven como una momia en el sarcófago de la religiosidad. Es también lamentable decir, que aunque el libro escrito por Mateo 26:28 nos informa que Pedro, Juan y Jacobo, así como el resto de esos discípulos y apóstoles que estuvieron presentes la noche antes de Jesús comer la última pascua con ellos, y después de beber de la copa, de la cual Jesús les confirmaba a ellos que esa copa era figura de la copa del nuevo pacto en su sangre, no se comportaran como apóstoles del nuevo pacto. ¿Saben por qué? Porque sencillamente no conocían la revelación de los misterios de Dios y no entendían la gracia que emana de esos misterios.
Veamos varios ejemplos de lo que acabo de decir. Si Pedro hubiera entendido la gracia desde el principio, hubiera entendido cuando fue llamado a ir a casa de Cornelio. Si hubiera entendido la gracia, tampoco hubiera tenido el comportamiento de judaizante delante de los gentiles, como nos informa el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 2:14. Si Pedro hubiera conocido la gracia, menos hubiera sido el apóstol de la circuncisión para el ministerio de la circuncisión con el evangelio de la circuncisión, que nos es informado en la carta a los Gálatas 2:7, que le fue asignado. Si Jacobo el hermano de Jesús y principal anciano de Jerusalén hubiera sido un anciano del nuevo pacto, no hubiera enviado a espiar la libertad de los hermanos enseñados por el apóstol Pablo, y mucho menos, hubiera hecho tropezar al apóstol Pablo, conforme nos informa el libro de los Hechos 21:24, al decirle que se rasurase la cabeza y entrara en el viejo templo de Jerusalén, para anunciar el cumplimiento de los días de su purificación ritual ordenada por la ley.
El apóstol Pablo quiso ser condescendiente con Jacobo y mirad lo que le costó. Por eso, al escribir la 2da carta a los Corintios 11:7 donde hace un contraste entre su ministerio y el de los once apóstoles de la circuncisión, declara: ¿pequé yo humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis enaltecidos, por cuanto os he predicado el evangelio de Dios de balde? De nuevo en el verso 21 dice: Para vergüenza mía lo digo, para eso fui demasiado débil. Pero en lo que otro tenga osadía, hablo con locura, también yo tengo osadía. Por eso, más adelante en ese mismo capítulo 11, hace la comparación que encontramos del verso 22 al 33, que dice:
22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo. 23 ¿Son ministros de Cristo? Como si estuviera loco hablo. Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. 24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligro de ríos, peligro de ladrones, peligro de los de mí nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligro en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en mucho desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? 30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. 31 El Dios y Padre nuestro, Señor Jesús Cristo quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. 32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme, 33 y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.
Cuando el apóstol Pablo hace esta comparación no la estaba haciendo contra el sumo sacerdote de turno o contra el sumo sacerdote anterior, como tampoco de los fariseos. Su comparación era con los que como declara en el verso 5 de este capítulo 11 de la 2da carta a los Corintios de quienes dice: 5 y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles; hablaba de esos que en la carta a los Gálatas 2:6 les dice: Pero de los que tenían reputación de ser algo, lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas, a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. Esos en otro tiempo eran los apóstoles de Jesús, Cristo en Jesús caminó en carne y sangre con ellos por las diferentes comunidades de Israel. Pero Pablo era apóstol de Jesús Cristo, que fue quien lo llamó como apóstol solamente a él, después de ser justificado en el Espíritu y ser recibido arriba con gloria. Por eso el apóstol Pablo no conoció a Jesús en carne y sangre; por eso sólo vio una luz el dí de su llamado, porque le vio en el Espíritu.
Por eso, apóstatar contra Moisés incluye apóstatar contra el ministerio de la circuncisión, porque sus enseñanzas judaizadas no se conforman con la verdad del evangelio de la gracia de Cristo, como le reclamó el apóstol Pablo al apóstol de la circuncisión Pedro cuando lo tuvo que regañar en Galacia, y nos informa la carta a los Gálatas 2:14, cuando le dijo:
Pero cuando vi que no andaban rectamente con relación a la verdad del evangelio, dije a Cefas delante de todos: Si tú, siendo judío, como un gentil y no como un judío vives, ¿cómo a los gentiles compeles a judaizar?Por eso en la 2da carta a los Corintios 11:14-15 el apóstol Pablo llama de nuevo al apóstol Pedro, satanás o adversario al evangelio de la gracia. El apóstol Pedro es el mismo personaje al que Jesús en los días de su carne llamó satanás o adversario por oponerse a que fuera a Jerusalén para morir en la cruz, lo cual registra el libro según Mateo 16:23. Que sepamos, eso fue dicho por Jesús precisamente a Pedro, porque los ministros alrededor que menciona el apóstol Pablo en la cita de 10:13-15 de la 2da carta a los Corintios, señala como “sus ministros” al resto de los apóstoles de ese ministerio.
La expresión “satanás se disfraza o viste como ángel de luz” significa “el adversario se muestra como mensajero de la revelación”. La palabra “satanás” = “adversario”, la palabra “ángel” = “mensajero”, y la palabra “luz” = “revelación”. Cuando la cita dice: Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; simple y llanamente está diciendo que sus compañeros de ministerio se presentan como ministros que declaran la justicia de Cristo, pero en realidad continúan apegados a las obras de la ley de Moisés, por lo que termina diciendo de ellos, cuyo fin será conforme a sus obras.
Es pues entonces lamentable, que los judíos en Cristo, de aquellos días finales de la ley, todavía guardaran la ley de Moisés, y permanecieran bajo la dispensación de lo viejo, de lo que ya estaba a punto de finalizar delante de Cristo el Señor, por causa de la influencia de las enseñanzas judaicas de Pedro, Juan y sobre todo Jacobo, que mezclaban lo poco que conocían del nuevo pacto en Cristo con lo mucho que desconocían del viejo pacto en Moisés. Si se fijan bien, por ejemplo en el comienzo de la carta de Santiago o Jacobo 1:1, él le escribe a las doce tribus que están en la dispersión, que son los mismos expatriados a los que les escribe en la primera carta el apóstol Pedro 1:1. Digo que “desconocían del antiguo pacto”, porque estaban atados a la letra de Moisés, y no al Espíritu de revelación que había debajo del velo de esas letras.
Jacobo no podía notar que en Cristo no hay diferencia entre un gentil y un judío, entre un cristiano y un judío. Menos podía notar la diferencia entre la entrada del nuevo pacto en Cristo y el fin de la dispensación del viejo pacto en Moisés; entre el ministerio de la circuncisión del que él era una de las columnas o principal, y el ministerio de la reconciliación dado por Jesús Cristo mismo al apóstol Pablo. Jacobo quién era reconocido en medio de los amados de la iglesia niña de Jerusalén como una columna de esa Iglesia en Jerusalén, como nos informa el apóstol Pablo en la carta a los Gálatas 2:9, siguió llamando a los judíos "las doce tribus", cuando debió llamarlos simplemente cristianos. Ese es el ejemplo que recibimos de los judíos y los gentiles presentes en Antioquia, a quienes el apóstol Pablo los enseñó a llamarse cristianos o de Cristo, como informa el libro de los Hechos 11:26. Jacobo nunca vio la clara diferencia que existe entre la gracia de Cristo y la ley de Moisés, y lamentablemente para vergüenza de los llamados líderes religiosos de nuestros días a la altura del comienzo del tercer milenio en el año 2008, esas viejas enseñanzas son las que con mayor énfasis reciben los niños en el conocimiento de Cristo.
Pero en contraste contra todos esos once apóstoles y demás líderes del ministerio y apostolado de la circuncisión, es el apóstol Pablo, quien es el único que si pudo ver todas esas diferencias, porque les fueron reveladas por Jesús Cristo mismo, por el resucitado, por el glorificado y que tiene el nombre que es sobre todo nombre en la tierra y en los cielos. En la carta a los Gálatas 1:11-12, el apóstol Pablo les dijo a los cristianos de Galacia: El evangelio anunciado por mí, no es según hombre; porque no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesús Cristo. Cuando el apóstol Pablo era Saulo de Tarso aprendió a profundidad la ley de Moisés a los pies del mayor de los maestros o rabinos de esos días que se llamaba Gamaliel, como nos informa el libro de los Hechos 22:3. Pero el evangelio de la gracia de Cristo lo aprendió del único maestro que nos puede enseñar todo su consejo, como dijo Jesús y registra el libro escrito por Mateo 23:8, 10; lo aprendió de Cristo
La gracia, es el único evangelio que nos enseña la verdad espiritual, y es verdadero porque vino al apóstol Pablo de la fuente de origen, de Cristo o el Espíritu o Conciencia Eterna misma. Le llegó por revelación de Jesús Cristo. Por eso este evangelio no es de hombre ni por hombre; porque es el evangelio o mensaje para todos los miembros del cuerpo, del cual Jesús Cristo es la cabeza o conciencia. Es el mensaje del resucitado de entre los muertos o de los que estábamos separados de la verdad; es el mensaje del ascendido al trono o autoridad del conocimiento sobre todos; es el mensaje del glorificado, que nos llevó de nuevo a cómo eran todas las cosas antes de la separación en Adán. Por eso mis amados, cuando enseñamos esta gracia, estamos enseñando los principios de vida del tercer cielo; estamos enseñando la pedagogía del maestro por excelencia, el Cristo; estamos enseñando los principios de vida del nuevo pacto en Cristo, nuestra nueva conciencia; estamos trayendo el conocimiento de adentro o reino de Dios, afuera de nosotros a este orden relativo para gloria de Cristo o del Padre; estamos trayendo un nuevo conocimiento guardado en la sabiduría predestinada para nuestra gloria, para que por medio de este conocimiento reinemos en vida.
Por eso, los que somos conforme al pacto de la gracia de Cristo, somos apóstatas del viejo pacto de Moisés y del ministerio de la circuncisión. Los amados del sistema religioso seudo cristiano tienen razón cuando nos llaman "apóstatas", pero apóstatas a sus enseñanzas incorrectas. Por eso esos amados viven conforme a las enseñanzas del viejo pacto y del ministerio de la circuncisión de los once apóstoles de Jesús en los días de su carne. Por eso es que todavía practican cosas como ayunos, vigilias, guerra espiritual, diezmos, etc. Por eso es que comen pan y beben jugo de uva de su marca favorita, ungen la casa y hasta el carro con su aceite favorito y practican supuestas liberaciones, etc.
Pero ¿Saben ustedes en realidad qué es un apóstata con respecto a la ley de Moisés y al ministerio y evangelio de la circuncisión? Es todo miembro del cuerpo de Cristo que al entrar en el conocimiento de la verdad, que al serle alumbrados los ojos del entendimiento espiritual, abandona la ley de Moisés y los rudimentos de la doctrina de Cristo del principio, cosas que sólo sirvieron como transición de la infancia espiritual a la madurez espiritual. Y de nuevo, les hago otra pregunta: ¿Por qué tenemos que abandonar esa ley y esos rudimentos del principio? Porque Cristo nos revela a través del apóstol Pablo en la carta a los Romanos 10:4 que “el fin de la ley es Cristo”; y en la carta a los Hebreos 6:1 nos ordena a dejar ya los rudimentos de la doctrina de Cristo del principio cuando nos dice:
1 Vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, 2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Todos esos rudimentos cumplieron su propósito y ya no son necesarios. Y es mis amados, que la ley era un pacto defectuoso, porque si hubiera sido un pacto sin defecto o perfecto, no se hubiera procurado lugar para el nuevo pacto, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 8:7. Es necesario entender que los rudimentos fueron la introducción de la doctrina de la gracia en la infancia o niñez de la Iglesia. Pero ¿saben lo que dice el apóstol Pablo en el verso 3 de la carta a los Hebreos 6? Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite. Pero nosotros ahora en sobre edificación decimos: Y esto estamos haciendo, porque Dios en verdad lo ordenó.Todos los diferentes grupos que dicen ser iglesias de Cristo están bajo el velo de Moisés o bajo la forma de la sombra de la ley, como declara la carta a los Hebreos. Viven bajo los mismos rudimentos o leche espiritual del ministerio de la circuncisión de los días finales de la ley, días tras día, como declara la carta a los Hebreos 5:12-13. ¿Y qué cosas son sombras de la ley y de los rudimentos de la doctrina de Cristo del principio o de los días de su carne? Son los ayunos, las vigilias, los bautismos o lavatorios, las unciones con el aceite, las llamadas liberaciones de demonios, guardar el día sábado o domingo, la imposición de manos, la presentación de niños en un supuesto altar, la recolección de diezmos, etc. Todas esas cosas son conforme a la carne, mientras que en Cristo todas las cosas son el Espíritu o la conciencia. A Dios le servimos mediante la nueva mente o conciencia Cristo.
Todas esas llamadas iglesias que operan conforme a esos rituales, son congregaciones viejas, son organizaciones defectuosas, son sistemas ya caducados y anatemas conforme al evangelio de la gracia. ¿Por qué digo esto? Porque el apóstol Pablo, el administrador y maestro de la gracia de Cristo, nos revela en la carta a los Gálatas 1:9 que si alguno os predica un evangelio diferente junto al que habéis recibido, sea anatema. ¿Saben lo que quiere decir la palabra “anatema”? Su significado es bien sencillo, significa: “Maldito”, porque de quienes así actúan, se dice o habla mal de ellos.
Y es mis amados, que los Gálatas recibieron el evangelio de la gracia, el evangelio que “bendice”, que hace bendito y te enseña la verdad, por lo que se habla bien de ti. El mensaje de la gracia es el único evangelio que existe para sobreedificar a la iglesia de Jesús Cristo, el suscitado a la vida, no a la supuesta resurrección de carne y sangre que no heredó en el reino de Dios, como nos revela y enseña el apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 15:46. Cristo nos resucitó a la vida del Espíritu. La vida, en griego “zoé”, a diferencia de la existencia, en griego “psiqué”, no está sujeta a los vaivenes, mutabilidades y relatividades de esta existencia natural.
Ahora la pregunta obligatoria es: ¿Por qué el apóstol Pablo tilda de anatema a los que predican un evangelio diferente junto al verdadero evangelio? Porque los Gálatas, habiendo recibido el mensaje correcto, estaban abandonando las enseñanzas de la gracia de Cristo y volviéndose atrás, a las costumbres de la ley, que los judaizantes les estaban enseñando paralelamente. Eso estaba sucediendo también con los amados de Colosa y sobre todo con los de Laodicea, a quienes el apóstol Pablo les envió una carta bien dura. Si necesitas la copia de esa carta, comunícate con nosotros al Ministerio de la Reconciliación P. O. Box 140452 Arecibo, PR 00614-0452 o por correo electrónico a: evangeliodelagracia@hotmail.com esta carta también la encuentras en nuesto wesite de la internet en www.evangeliodelagracia.org en la sección APOSTOLADO. Entiéndelo de una vez y por todas, el evangelio predicado por el apóstol Pablo, es un evangelio o mensaje sin judaísmo y sin rudimentos.
El apóstol Pablo fue el primer apóstata de la ley de Moisés, el dios de ese siglo o dispensación mala; por eso el apóstol Pablo escribió en la carta a los Gálatas 4:17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos. 18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros. Es que el apóstol Pablo fue celoso por la verdad del evangelio. Por eso cuando le escribió en la 2da carta a los Corintios 11:1-5 ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. 2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3 Pero temo que como la serpiente (o la astucia de vuestra vieja mente o conciencia) con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos (que son gobernados por vuestra mente natural o falso yo) sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4 Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; 5 y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles (está claro que habla de los once). Por eso el apóstol Pablo se levantó contra la observancia de la ley de Moisés, porque ella jamás sería capaz de liberar a los pecadores de la esclavitud del pecado. Muchos piensan que se refiere a ser librados de las obras muertas de la carne, pero fuimos libertados de la naturaleza de pecado o conciencia adversaria que produce esas obras. Recuerden también que la ley a través del judaísmo era un ministerio de esclavitud y de muerte. Ese ministerio jamás los conduciría a disfrutar al Cristo resucitado; como mucho menos los podía poner a reinar en vida y libertad, que sólo ocurre cuando conocemos la verdad o Cristo.
Por eso, al hacer esta sobre edificación y sobre educación para el verdadero conocimiento de la verdad, tengo que recordarles, que los que creemos a Cristo puramente, somos apóstatas de la ley de Moisés. Por eso no practicamos la circuncisión como rito. Tampoco andamos según las costumbres de la letra muerta, ni ayunamos, ni hacemos vigilias. Tampoco comemos pan ni bebemos vino ceremonialmente, ni hacemos cultos rituales. En este pacto en Cristo no liberamos de supuestos diablos ni demonios, ni colectamos o recogemos el impuesto del diezmo. En este pacto de la gracia no hablamos en lenguas extrañas sino con palabras con entendimiento. Tampoco metemos a nadie en agua ni sumergido ni por chorro ni salpicado, porque ya fuimos bautizados en la muerte de Jesús y por tanto bautizados en el Espíritu o Cristo, todo lo cual creemos mediante la fe consumada por Cristo. Parece una letanía, ¿verdad? Pero tampoco tumbamos a nadie al suelo, ni hacemos programas para estremecer el cuerpo bajo emoción irracional, ni ungimos con aceite a nadie, ni manipulamos a la iglesia poniendo conciencia de pecado o de culpa para sacar provecho de esa debilidad de la carne. Tampoco predicamos sermones o mensajes de terror apocalípticos a nadie para por su miedo a lo desconocido sacar provecho y mantenerlos bajo esclavitud de ignorancia; mucho menos, no nos escuchará metiendo miedo con una gran tribulación que se avecina, porque ya ocurrió y culminó en el año 70 sobre el pueblo de Israel tal y como lo profetizó Jesús. Ese día se desaparecieron de la tierra todos los santos que peregrinaban en la tierra, por eso nada se sabe de Timoteo, Tito, Epafrodito, Lázaro y sus hermanas Marta y María, María la madre de Jesús, María Magdalena. Apolos, Priscila y Aquila. Amados, les puedo llenar el resto del estudio con los nombres que mencionaba el apóstol Pablo por todas sus cartas y nadie podrá decir nada de ninguno de ellos. Todo lo que se menciona de algunos de esos santos es pura TRADICIÓN. Por eso no tenemos necesidad de amenazar y condenar a los que se van a quedar y perder el viaje como cohetes por el espacio, a un lugar desconocido, ya que ahora mismo los que vivimos en el conocimiento de la verdad, sabemos que estamos trasladados y en reposo en la dimensión espiritual paralelamente con nuestro peregrinar. En fin mis amados, tampoco nos encontrarás hipnotizando a las masas o sugestionándolas para que crean todos los errores de la religión irracionalmente.
Estoy seguro, que a la luz de todo esto que has escuchado me dirás o preguntarás: Pastor, entonces, ¿qué hacen los bendecidos de la gracia de Cristo? La respuesta es bien sencilla. Nosotros estamos reposando al reinar en vida, en esta libertad en la que somos más que vencedores por medio de Cristo que ya realizó todo el trabajo para nosotros. Por eso ahora en Cristo vivimos en una victoria continúa sobre la carne y sus maquinaciones adversarias. Por eso predicamos el evangelio de la gracia sin rudimentos de la ley; porque como declara Pablo nuestro apóstol, en la 2da carta a los Corintios 13:8-9, lo cual les cito sobre edificado: 8 Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad. 9 Por lo cual nos gozamos de que seamos nosotros los débiles, y que vosotros estéis fuertes mediante esta sobre edificación de la gracia; y aun oramos para que vean que ya estáis perfeccionados en Cristo.
Es por tanto necesario que tengan bien claro, que todo lo que el apóstol Pablo dio por pérdida de la ley, fue todo lo que apostató de Moisés. Todo lo que el apóstol Pablo llamó que cuando era niño hizo, juzgó y habló y dejó cuando fue hombre o maduro en el conocimiento de Cristo, es todo lo que apostató de Moisés. Por eso los judíos creyentes del Jesús que predicaban Pedro, Juan y Santiago en Jerusalén, llamaron al apóstol Pablo “apóstata de Moisés”. Lo llamaron apóstata porque abandonó o puso por basura todo lo que había recibido como Saulo en la dispensación del viejo pacto, para ganar la excelencia de la sabiduría, la inteligencia y el conocimiento de Cristo. Por eso hoy, puedo decirles a los amados líderes del sistema religioso, las mismas palabras pero sobre edificadas, escritas por el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 10:1-2 que dicen:
1 Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración o declaración positiva a Dios por el “sistema religioso”, es para salvación. 2 Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a la ciencia de la revelación de Cristo ya sobre edificada. Por eso puedo entender que los pastores de las congregaciones del sistema religioso que viven en la mezcla de las enseñanzas del viejo pacto con las enseñanzas de Cristo del principio, una mezcla que llamo vino viejo con leche, es una bebida que embruja y entontece, como les señaló el apóstol Pablo a los Gálatas 3:1. Por eso es que nos llaman endemoniados, herejes, falsos profetas, y apostatas, y como nuestro Padre en los días de su carne les decimos: Padre, perdónalos porque no saben por ignorancia a la verdad lo que hacen.Pero debemos dar siempre gracias a Dios que seamos tenidos por dignos de ser calificados con todos esos supuestos malos nombres por causa del evangelio de la gracia de Cristo. ¿Lo recibimos amados? ABBA Cristo. Les recuerdo las palabras del Señor, que son para Abraham y sus simiente: Bendeciré o diré bien de los que te bendigan, y maldeciré o diré mal de los que te maldigan o digan mal de ti. Pero de todas maneras, que nos llamen apostatas de la religión, es en lo único que tienen razón, porque los que somos hijos de gracia, de la gracia de Cristo dada a nosotros antes de los tiempo de los siglos o de las edades como revela el apóstol Pablo en la 2da carta a Timoteo 1:8-10, por obligación somos apostatas de Moisés, del evangelio de la circuncisión, así como de la mezcla doctrinal religiosa moderna, pues como nos revela y enseña Pablo, el apóstol de esta gracia en la carta a los Hebreos 8:13, lo cual les cito sobre edificado: nosotros al decir: Nuevo pacto, hemos dado por viejo a Moisés; eso era lo que estaba viejo en esos días postreros de la ley, y eso era lo que estaba a punto de desaparecer, cosa que sucedió en el año 70.
Por eso, como revela el apóstol Pablo de igual manera en la 2da carta a los Corintios 5:17 lo que también les cito sobre edificado: Todo el que es un miembro del cuerpo de Cristo por su gracia, es participante de la nueva raza o creación, la espiritual; por eso para esos miembros del cuerpo de Cristo en la gracia, la cosas viejas, como era la ley o antiguo pacto pasaron, ahora vivimos conforme al nuevo pacto de la gracia en Cristo.
Amados, la enseñanza a retener en nuestro corazón o nueva mente o conciencia Cristo es que ahora no somos de Adán, ni siquiera de Jesús en la carne, pues ya no lo conocemos así, como revela el apóstol Pablo en la 2da carta a los Corintios 5:16. Ahora, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 7:4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, que fue Jesús, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Así que somos del otro, de Jesús Cristo, el que suscitó procedente de los muertos. Creemos el evangelio o mensaje o buenas noticias de la gracia del resucitado, y confesamos que ese es el evangelio revelado al apóstol Pablo para todos los miembros del cuerpo de Cristo en peregrinación por el planeta Tierra.
Así que no temas, no te dejes influenciar ni amedrentar por los epítetos de los judaizantes modernos de la ley mezclada con las doctrinas de Cristo del principio que sólo fueron una transición para su gracia, y sigamos firmes hacia adelante sin fluctuar en la doctrina o enseñanza de la gracia de Dios o de Cristo, porque para eso es que hemos sido alumbrados en los ojos del entendimiento, para que disfrutemos reinando en el conocimiento de la verdad, por medio del que es la cabeza del cuerpo del que somos miembros. Que como dijo Eva al principio cuando comió del “fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal”, ahora nosotros al comer del “fruto del árbol de la vida” que es también un conocimiento, tengamos la certeza de decir, “que es codiciable para alcanzar la sabiduría del Espíritu, de la nueva mente o nueva conciencia: Jesús Cristo”.
Como aconseja el apóstol Pablo al final del verso 3 del capítulo 6 de la carta a los Hebreos, y te cito sobre edificado: Y esto haremos, porque así en verdad Cristo lo ha ordenado.
¡ABBA Cristo!
MINISTERIO RECONCILIACIÓN EVANGELIO DE LA GRACIA - (MREG)
P.O. BOX 140452 ARECIBO, PR 00614-0452 [TEL. (787) 466-1783] evangeliodelagracia@hotmail.com
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