LEY DE LA RETRIBUCIÓN O LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA

(SECCIÓN 5)


Sobreedificando sobre el fundamento Cristo


Art. 5 – LA CANTIDAD DE SEMILLAS SEMBRADA DETERMINA LA COSECHA

            Nos revela el apóstol Pablo en 2 a los Corintios 9:6 lo siguiente: Y esto digo, el que siembra escasamente, escasamente también segará, y el que siembra generosamente, generosamente también segará. En esta sección 5 de la Ley de la Siembra y de la Cosecha, el apóstol nos enseña que la cantidad de semillas que siembres determinará la cantidad de fruto a cosechar, sea bueno o malo.

            Es una realidad hermanos, si siembran pocas semillas para la carne, pocas obras muertas de la carne serán manifiestas en sus vidas. Si ninguna semilla para la carne siembran, ninguna obra muerta cosecharán. Lo mismo sucede con las semillas que siembren para el Espíritu; en la proporción que siembren semillas para el Espíritu, en esa misma proporción se manifestará el fruto del Espíritu en sus vidas. Pero en esta porción en particular que acabamos de leer, el apóstol conforme al contexto de lo que está hablando se refiere a dinero, a las finanzas que los hermanos son responsables de sembrar para el reino de Dios, para que el evangelio sea propagado eficazmente.

            Quizás desde tu punto de vista pienses que es mejor retener las finanzas que pertenecen al reino en tu poder produciendo para ti, y luego cerca del día de la cosecha sembrarla esperando una gran cosecha; o sembrar sin decidir el tamaño de la cosecha hasta que se acerque el día de recogerla. Si así ocurriera en el sistema de siembra y cosecha que hace el agricultor, él nunca tendría escasez. Sencillamente esperaría que llegue el día de la cosecha y sembraría sus semillas conforme a la cantidad de frutos que esperaría recoger. Si deseaba una pequeña cosecha suficiente para sus necesidades sólo sembraría unas cuantas semillas; si por el contrario deseaba una cosecha grande para obtener mayor beneficio, sembraría una gran cantidad de semillas a última hora. Pero lamentablemente para el agricultor, esa no es la realidad. ¿Sabes por qué? Porque tiene que hacerlo temprano, tomando todos los riesgos que la naturaleza ponga en su camino, conforme a la ley de la siembra y la cosecha como verás en ésta y las próximas secciones.

            Es necesario que el sembrador o creyente del evangelio de la gracia del reino de Dios siembre sabiamente durante la primavera, el tiempo adecuado para sembrar la semilla; para que cuando llegue el tiempo de la cosecha en el otoño, pueda recoger frutos en abundancia. ¿Me estás entendiendo bendecido? El interés de la revelación de los misterios del reino de Dios en este asunto es que entiendas que el Señor quiere te puso una ley espiritual que se cumplirá entiendas o no. Que para que el reino de Dios dé frutos en abundancia es necesario que los hijos del reino siembren las semillas del reino en el tiempo aceptable, para que recoja el fruto de su siembra.

Art. 5.1 - ¿QUÉ ES MEJOR, LA ABUNDANCIA O LA ESCASEZ?

            El mejor ejemplo para ilustrar este asunto nos lo muestran las mismas Escrituras. Veamos dos ejemplos clásicos de este asunto. Primero veamos lo que pasó en Egipto en la juventud de José uno de los hijos de Israel. Creo que recordarás claramente el sueño doble que tuvo el Faraón de Egipto. Nos relata Génesis 41:1-7 que en el primer sueño sobre siete vacas gordas y hermosas que fueron devoradas por siete vacas de feo aspecto y muy flacas. En el segundo sueño que tuvo esa misma noche, el Faraón soñó que siete espigas llenas y hermosas que crecían de una sola caña fueron devoradas por otras siete espigas menudas y abatidas por el viento solano.

            En Génesis 41:17-36 se nos muestra el sueño de nuevo con la interpretación dada por medio de José. Este incidente nos muestra que es más fácil manejar el problema de manejar la abundancia que manejar en escasez. Egipto sembró durante esos siete años en forma abundante, conforme a la gran cosecha que deseaba recoger y recogió, para prepararse a los próximos siete años de escasez extrema que sufrió la tierra.

Fíjate que esa gran abundancia inicial trajo consigo grandes problemas, fue necesario construir grandes silos y prepararlos adecuadamente para resolver el problema de la abundancia de cosecha, pero aun así hubo solución. Se creó una nueva fuente de empleo para prepararse para los días malos, los habitantes tuvieron inicialmente dinero para afrontar los días malos, los que no se prepararon adecuadamente aun lo que tenían, sus  tierras, tuvieron que venderle al faraón para poder mantener sus familias.

            Pero ¿Cuál hubiera sido el relato si no hubiera José interpretado el sueño del Faraón? Creo que es innecesario volver sobre el relato en forma negativa, no sembraron para recoger conforme a la cosecha esperada, por tanto tampoco se hubieran preparado para los años de escasez que luego tuvieron.

            Aun los agricultores naturales saben que es sabio sembrar en gran cantidad aunque la cosecha sea muy abundante, porque es más fácil manejar la situación de abundancia, que resolver los graves problemas que trae consigo la escasez de cosecha. No sólo en término de quienes se benefician por lo sembrado por el agricultor, sino el agricultor mismo en su pérdida de vender, y su pérdida de no tener suficiente semilla para la próxima siembra.

Art. 5.2 – AL QUE TIENE MAS LE SERÁ DADO

            Muchas Personas han mal interpretado las palabras de Cristo en los días de su carne que dicen: Porque aquel que tiene, le será dado y sobrará; mas aquel que no tiene, aun lo que tiene, será quitado de él, Mateo 13:12.

En esa ocasión el Señor hablaba de conocer los misterios del reino, luego de hacer la famosa parábola del sembrador. Si té fijas bien en el principio general envuelto que aplica a toda situación de tu vida, los que tienen semillas, sea dinero, sea revelación, sabiduría, etc., ponle el sello que tu quieras, se les dará mas y sobrará. Pero aquellos que carecen de semillas para sembrar, aun lo que tienen, les es quitado. Los fariseos y demás religiosos del sistema judaico tenían la ley de Moisés en esos días y aun eso le fue quitado luego, cuando Dios quitó la ley o antiguo pacto delante de su presencia y quedaron sin nada en las tinieblas de afuera, la ignorancia del conocimiento de la revelación del nuevo pacto.

Art. 5.3 – LOS NIÑOS DEL REINO HAN SIDO MAL INSTRUIDOS EN ESTA LEY

            Por siglos, a los niños en Cristo dentro del sistema religioso se les ha enseñado que tener poco o ser pobre materialmente es una virtud. A tal grado es esta enseñanza, que el sistema católico, en algunas de sus órdenes religiosas practican lo que ellos llaman: voto de pobreza, creyendo que eso los hace más aceptable delante de Dios; recuerda que este sistema en particular vive por las obras de justicia humana.

            Por otro lado, ahora tenemos muchos grupos religiosos del sistema protestante o evangélico, que practica todo lo contrario. Ningún hijo de Dios por ser hijos de un rey debe ser pobre materialmente. Todo esto se debe en ambos casos al mismo principio: desconocen la ley de la siembra y de la cosecha. Desconocen que la prosperidad de los hijos de Dios nada tiene que ver con tener grandes sumas de dinero guardadas, tener carros, casas, etc.

            Esta pobreza no es tan solo hablando de dinero, sino que su mayor pobreza es la espiritual. Aunque en todo el sistema religioso católico, evangélico, etc., hay muchos niños en Cristo que son herederos del Padre Eterno Jesús Cristo, viven en ignorancia espiritual, no conocen la revelación de los misterios del reino revelado por el Consolador a través del apóstol Pablo.

Art. 5.4 – LA VERDADERA PROSPERIDAD

El apóstol que nos insta a ser imitadores de él nos enseña lo siguiente en Filipenses 4:10-16 Y me alegré en el Señor grandemente de que ya por fin reavivasteis el pensar en pro de mí; sobre lo que ciertamente pensabais, pero carecíais de oportunidad. 11 No que según escasez lo digo; porque yo aprendí en las circunstancias en que estoy, contento a estar. 12 Sé estar empequeñecido, y sé también estar abundando; en nada y en cada circunstancia he sido iniciado para ser saciado, tanto como para pasar hambre, tanto para abundar como para sufrir necesidad. 13 Para todo tengo recursos en el que me da poder. 14 No obstante, bien hicisteis al compartir de mí la aflicción. 15 Y sabéis también vosotros, filipenses, que en el principio del evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia compartió en razón de dar y recibir excepto vosotros solos, 16 pues aun en Tesalónica, una y otra vez, para la necesidad me enviasteis. 17 No que busque la dádiva, sino que busco el fruto que crezca para la cuenta de vosotros.

La actitud de no sembrar para el reino de Dios es una evidencia de la falta de fe de que Dios suple suficientemente. Es una evidencia de miopía espiritual, de la poca visión que se tiene cuando perdemos de vista el propósito de la verdadera prosperidad de Dios. Nos engañamos a nosotros mismos si creemos que somos autosuficientes con lo que creemos producir; pero recuerda: Nada tiene que no hayas recibid. En la verdadera prosperidad, si conocemos la revelación del nuevo pacto, estamos iniciados para ser saciados aun en lo que aparenta ser necesidad material.

Art. 5.5 – SOMOS SEMILLAS DE ABRAHAM

Si somos las semillas de Abraham tenemos que tener la fe de Abraham. Leamos lo revelado por el apóstol en Gálatas 3:29 para que lo tengas bien claro en tu nuevo hombre interior: Y si vosotros sois de Cristo, entonces de Abraham simiente sois, (o semillas que es lo mismo)  conforme a la promesa herederos.

Hagamos un pequeño viaje a Génesis 12:1-3 y veamos cual fue la promesa que el Padre Eterno, que el Dios Fuerte o Todopoderoso le hizo a nuestro padre Abraham: Pero el Señor había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Todo esto significa amados bendecidos del Señor que siendo nosotros semillas de Abraham somos una gran nación porque el pueblo espiritual de Dios está por todo el planeta tierra, no en un pedazo de tierra en Palestina, Efesios 2:14-22. Ya estamos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales, Efesios 1:3. Nuestro nombre ya fue engrandecido, por eso ahora nos llamamos cristianos y somos bendición para todos los demás. Según siembren en nosotros así será la cosecha. El que siembra en nosotros bendición, será igualmente bendecido, así será su cosecha. Los que siembran en nosotros maldición, su cosecha es igualmente multiplicada en maldición, porque en la promesa dada a Abraham toda su simiente es bendita.

Hermanos, y esas palabras de Dios son así, somos la bendición para todos los que habitan el planeta tierra, usemos nuestra herencia para el bien de todos los demás. Jamás enterremos lo que hemos recibido. En el reino de Dios todo se multiplica, todo produce en abundancia.

Art. 5.6 – DIOS MULTIPLICA NUESTRA SIEMBRA

Si creemos por fe que ya estamos bendecidos como simiente espiritual de Abraham, por fe tenemos también que creer que somos para bendición de los demás. Eso significa que tenemos que creer por fe la promesa dada por Dios a nuestro padre Abraham para cumplir con nuestro propósito de estar en este planeta.

Es necesario que entendiendo cual es la verdadera prosperidad de Dios podamos alimentarnos a nosotros mismos, a los nuestros y a todos los demás. Teniendo abundantemente alimentaremos, vestiremos, visitaremos, etc. a todos los demás en el nombre del Señor.

El Señor proveyó una ley espiritual para nosotros para que tengamos suficiente, no para que lo escondamos con egoísmo y avaricia, sino para que la usemos con liberalidad. Dios provee para que tengamos una vida abundante en todas las cosas como nos enseñó el apóstol con su propio ejemplo. No para que amasemos una fortuna para nuestro ego. Si por fe entendemos esta realidad, entonces estaremos en la posición de dar al Señor de lo que nos ha dado, así como a los demás con alegría. Como hijos de Dios debemos ser diferentes a los hombres naturales que sólo piensan en lo terrenal en todo el sentido de la palabra; el hombre espiritual siempre acomoda lo espiritual a lo espiritual.

El apóstol nos enseña por medio de un ejemplo en 2 a los Corintios 9:7 lo siguiente: Cada uno como se propuso en el corazón, no con tristeza o por necesidad; porque al alegre dador ama Dios. El ejemplo más grande y sublime de dar lo realizó Dios mismo para darnos ejemplo. ¿Cuál es la recompensa de Dios al dador alegre? Leamos el verso 8 Y puede Dios toda gracia hacer abundar en vosotros, para que en todo siempre toda suficiencia teniendo, abundéis para toda obra buena. Dios te multiplica en abundancia para que tengas suficiente para que abunde en obras buenas con tu prójimo. De hecho el verso 9 es un ejemplo de su buen hacer.

Leamos ahora el verso 10 Y el que suministra semilla al que siembra, también pan para comida suministrará y multiplicará la sementera de vosotros y aumentará los productos de la justicia de vosotros. Está sumamente claro, Dios es quien nos suministra la semilla para sembrar tanto espiritual como materialmente, recuerda que nada tienes que no hayas recibido. Te ha provisto la tierra con todos sus elementos y también te ha dado entendimiento para que lo uses como un recurso de productividad, así como todo lo necesario para que produzcas. Te da el pan de cada día tanto espiritual como material. Es quien multiplica todo lo que siembras tanto para la carne como para el Espíritu, así como lo material. Esa multiplicación es a tal grado que es aumentada como producto de tu justicia, si es tu justicia como trapo de inmundicia ya sabes el resultado: obras muertas de la carne. Si es la justicia de Cristo en ti, el resultado es el fruto del Espíritu. Si es tu siembra material, pues recogerás de igual manera el fruto que le corresponde.

Recuerda bendecido, cuando siembras abundantemente, bendices a otros abundantemente; cuando siembras escasamente, de igual manera eres de bendición para otros. Cuando damos con liberalidad en todos los aspectos de nuestras vidas, tenemos conforme a la promesa del Señor abundancia para dar. Cuando sembramos en escasez, siempre apenas tenemos semillas para volver a sembrar, para comer nuestro pan y para poder dar a otros.

Art. 5.7 – LA SOLUCIÓN A LA ESCASEZ

A esta altura de conocimiento de la ley de la siembra y la cosecha podemos entonces estar preparados para entender que para poder cosechar en abundancia es menester sembrar en abundancia y correctamente. Es menester sembrar ejerciendo la fe.

La mejor forma de determinar el tamaño de nuestra cosecha es mediante la cantidad de semillas que sembramos para el evangelio de la gracia del nuevo pacto en todo el sentido de la palabra, mucha siembra en el Espíritu para abundancia del fruto del Espíritu en nuestras vidas, abundancia de semilla financiera para propagar el evangelio de la gracia y ninguna semilla para la carne, para que no haya cosecha de obras muertas para la carne.

Dale calidad a tu vida espiritual, siembra correctamente. Como enseña 2 a los Corintios 9:6 siembra en cantidad para recoger abundantemente. Determina la cantidad que estás dispuesto a sembrar conforme a la cantidad que esperas recoger. Ejercita tus ojos espirituales por medio de la fe y reconoce los ministerios que están sujeto o cubierto del único ministerio levantado por el Señor a través del apóstol Pablo para que siembres en él tu semilla financiera. Sal del mar inexistente de la variedad doctrinal, porque hay un solo mar espiritual donde ya no hay judíos ni griegos, o como diríamos ahora en este tiempo, donde no hay católicos ni evangélicos o protestantes sea cual sea su apellido: pentecostales, metodistas, nazarenos, adventistas, testigos de Jehová, etc. Donde no hay varón ni hembra, porque en el Espíritu no tenemos sexo, somos ángeles como enseñó Cristo en los días de su carne. En fin donde no esclavos de la vieja naturaleza como tampoco libres o Espíritus que andan en libertinaje, porque todos somos uno Cristo Jesús, Gálatas 3:28.

Es nuestra oración que todos sembremos semillas en cantidad y en buen terreno y que sea multiplicada al 30 por uno, al 60 por uno, y al 100 por uno conforme a la ley de la siembra y la cosecha. Que los hermanos tengan ojo para ver su cosecha al momento de sembrar su semilla en aquellos ministerios que están cubiertos por el apostolado del apóstol de este pacto, Pablo. Especialmente que los niños en Cristo reciban este vaso de agua fresca para que sean saciados y consolados con la verdad. ABBA PADRE.

 

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