EL PERÍODO DE TRANSICIÓN ENTRE LOS DOS PACTOS
Filipenses 3:12-16
Sobreedificando sobre el fundamento Cristo
Para
hablar de la transición entre los dos pactos, es menester que tengas bien
claro lo que ellos representan. Antes
de la lectura sugerida del estudio, echemos un vistazo a lo que Pablo nuestro
apóstol venía declarando en Filipenses 3:4-11, porción que es el tema de
otro estudio: La Justificación Solamente Por Fe.
En el verso 8 de Filipenses 3, el apóstol nos dice lo siguiente:
[8]
Pero, de cierto, más aún, también estimo que todas las cosas perdidas
son a causa de lo excelente del conocimiento de Cristo Jesús el Señor de mí,
por causa del cual las cosas todas perdí, y estimo como desperdicios para
ganar a Cristo. En estas
palabras poniéndose como ejemplo vivo, el apóstol nos dice que todo lo que
él fue en el judaísmo, la ley o antiguo pacto, lo dio por
desperdicio literalmente estiércol o excremento como debe
traducir del original la palabra griega skúbala. El
apóstol quitó su confianza de la justicia por la ley para ganar a Cristo.
Continuemos leyendo haciendo énfasis en el verso 9 que dice:
[9] y ser hallado en él, no teniendo mi justicia, la de la ley,
sino la que es mediante la fe de Cristo, la justicia procedente de Dios
basada en la fe. En
esta porción el apóstol nos revela de manera clara y absoluta, que solamente
existían para los días de su ministerio dos clases de justicias:
v
La
primera clase de justicia y en la cual nadie pudo ser justificado, la
justicia propia, la cual era por la ley, la que fue para muerte,
porque como nos enseña aún desde el antiguo pacto el profeta Isaías 64:6 Si
bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia. Muy claramente nos revela el apóstol que por las obras
de la ley ningún hombre sería justificado, Romano 3:20 y Gálatas 2:16.
v
La
segunda, la verdadera justicia, la justicia de Dios que nos es dada por
medio de la fe y que es para salvación. El apóstol Pablo decía que quería
ser hallado en la justicia de Dios que es por Gracia, la justicia de Cristo
que solamente puede ser por fe, la justicia que es por el nuevo pacto.
Este es el punto central de la justificación solamente por la fe.
La primera clase de justicia, la que es por la ley establece su
confianza en las obras; mientras que la segunda descansa en la sola justicia
de Dios obrada en Cristo y dada por gracia, siendo creída solamente por medio
de la fe, la cual nos fue dada también por Dios. El problema que tiene el
hombre religioso con la revelación del nuevo pacto, es que su teología
errónea llena de obras para la carne y su llamado libre albedrío, no
cuadran con el evangelio de la gracia. Por eso no pueden entender que la
segunda venida de Cristo sin relación con el pecado y la resurrección de
todos los santos ya ocurrió; así como no pueden entender las otras enseñanzas.
El apóstol Pablo le había enseñado a los hermanos de ese período,
que era menester que el Señor viniera primero para que el nuevo pacto entrara
en vigor, pues mientras la ley o antiguo pacto estuviera sin cumplirse
totalmente, las demás cosas tenían que esperar. Todo eso fue anunciado
por el mismo Señor a cumplirse en esa generación, a la cual sentenció: no
pasará ésta generación sin que todas éstas cosas sean
cumplidas, biografía según Mateo 23:32-36; 24:14-22 y biografía según
Lucas 21:16-24, 31-33. Hermanos todo eso es historia
cumplida en el año 70 en la gran tribulación y destrucción de Jerusalén y
su templo.
En los versos 10 y 11 de Filipenses 3, el apóstol Pablo nos revela qué
significa la justificación de Dios o ganar a Cristo: recibir la justicia
de Cristo en nosotros. Es conocer a Cristo y el
poder de su resurrección
y ser partícipe de los padecimientos
de él, porque para reinar en vida es menester
sufrir por causa de Cristo. Es ser conforme a Cristo en su
muerte para ser partícipe de su resurrección.
Es menester creer y confesar que fuimos
justificados ya perfectamente por Cristo.
Como cristianos o cuerpo de Cristo, somos tan justo como lo es él. Que todos los hijos que vivimos
después del año 70 en adelante, estamos completos en él.
Al comenzar a leer en el verso 12 de Filipenses 3, comienzo de la
lectura base de este estudio, el apóstol Pablo revela lo siguiente:
12 No que ya lo obtuve o que ya he sido perfeccionado, pero prosigo por si ciertamente le
agarre, puesto que también fui agarrado por Cristo Jesús.
Por un lado el apóstol les enseñaba a los hermanos en varios lugares
que ya ellos eran perfectos, incluyéndose el apóstol mismo, pero por otro
lado, también les enseñaba que todavía no lo habían alcanzado.
Obviamente, viéndolo ahora desde el lado de la revelación en que
nosotros vivimos, sabemos que ellos confesaban que eran perfectos en esperanza
o posición en Cristo después de la resurrección al tercer día.
Confesar al mismo tiempo que no eran perfectos todavía significaba que
todavía estaban viviendo en el período de transición entre los dos pactos,
porque faltaba que se cumpliera algo para entrar en posesión de la
herencia en Cristo. Entrar en posesión
ocurriría muy pronto en los días del apóstol Pablo como él lo
anunció. Pero como sucedió con Moisés y la entrada a la tierra de Canaán,
que solamente la vio de lejos, de igual manera el apóstol Pablo no llegó a
ver el cumplimiento en los días de su carne. El cumplimiento que ocurrió en
el año 70 con la destrucción de Jerusalén y su templo, poniéndole Cristo
fin a la ley o antiguo pacto delante de Dios para siempre y el apóstol Pablo
fue desvestido de su cuerpo natural en el año 68.
El apóstol Pablo decía: no que ya lo obtuve o que ya he sido
perfeccionado. Pero ¿a qué se refería el apóstol Pablo? Porque de lo que
venía hablando era de alcanzar la justicia de Dios.
Cristo hizo un solo sacrificio para cumplir con toda la ley o antiguo
pacto, y el propósito de la Pascua era marcar la salida hacia la tierra
prometida, la salvación o justificación obrada por Cristo.
Era necesario que Cristo hiciera primero expiación por el
pecado de su pueblo para que el nuevo pacto entrara en vigencia, porque la
promesa del nuevo pacto es que Dios ya no se acuerda de ninguna manera de los
pecados o naturaleza de pecado de su pueblo, porque esa naturaleza o viejo Adán
fue muerta para siempre en la cruz donde recibió el pago o salario del
pecado: la muerte. El propósito de Dios añadir la ley o
antiguo pacto fue para que la ley le mostrara al hombre su pecado o naturaleza
de pecado del viejo hombre, del viejo Adán; porque la ley se enseñoreaba de
todos los hombres.
Ahora, en el cumplimiento de todas las cosas, ya todos los hijos de
Dios fuimos justificados gratuitamente y resucitados en Cristo Jesús quien
vive y reina por toda la eternidad.
Es menester que recuerde que la
justificación es el acto por medio del
cual Dios, declaró justo por gracia para siempre para con él, a todos los
creyentes en Cristo. Veamos las tres cosas principales que están envueltas en la
justificación por fe, fe que procede de Dios:
1.
LA RECONCILIACIÓN CON DIOS PORQUE CRISTO ES LA JUSTICIA NUESTRA
Leamos en 2 a los Corintios 5:18 lo que nos revela el Consolador
a través del apóstol Pablo que precisamente redargüiría al mundo de
justicia, porque precisamente el señor regresaba al Padre, a su reposo y
no volvería mas a la tierra en forma natural:
[18]
Y todas las cosas provienen de Dios, el cual nos reconcilió
consigo mismo por Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación,
[19]
a
saber, que Dios estaba en cristo al mundo reconciliando consigo mismo, no
teniéndoles en cuenta las transgresiones de ellos, y poniendo en nosotros la
palabra de la reconciliación.
Primero que nada amados bendecidos, fíjense que revela el apóstol
Pablo que TODAS LAS COSAS, no
algunas, provienen del Señor. Primero fue Dios quien nos destituyó de su
gloria por cuanto él nos hizo participar de una naturaleza de pecado, la
carne o polvo que es lo mismo que el alma. De igual manera fue Dios quien nos
reconcilió a nosotros de nuevo con él; no fue que nosotros nos reconciliamos
con Dios porque tenemos la capacidad para hacerlo. Todo lo efectuó nuestro
Dios para nuestra gloria, él comenzó la obra en nosotros y la perfeccionó
cuando le puso fin a la ley en el año 70, así lo revela Filipenses 1:6 y la
destrucción de Jerusalén y su templo lo confirma. Dios nos trajo de nuevo a la familia de él, fuimos
llevados a la ciudadanía celestial de nuevo meramente por gracia, sin hacer
ni una sola obra de nuestra propia justicia, obras que eran por la ley o
antiguo pacto, que se puso viejo y ya desapareció delante de Dios, Hebreos
8:13.
2.
EL PERDÓN DE LOS PECADOS Y LA ANULACIÓN DE ESA NATURALEZA
También el Consolador en Pablo redarguye de pecado,
porque verdaderamente no creen la obra realizada por el Señor. Porque si
Cristo murió al pecado para siempre, somos sin pecado delante de él. Así
como en un día, con una sola ofensa todos fuimos destruidos por el
Destruidor; biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado
por error Juan 8:44 y 1 a los Corintios 15:22a, de igual manera, en un día el Cordero de Dios murió para quitar
en ese solo acto el pecado del mundo de todos los creyentes, Zacarías 3:9 y 1
a los Corintios 15:22b.
Leamos Romanos 6:23 que nos da la respuesta de lo que ambos pactos
representan. El primer pacto establecía, en tiempo pasado porque ya
ese pacto no está vigente: Porque la paga del pecado era muerte.
El segundo pacto establece eternamente y para siempre: Mas el don
de Dios es vida eterna en Cristo Jesús el Señor de nosotros.
Si decimos que tenemos vida eterna en Cristo y que él vive en nosotros ahora
es precisamente porque somos sin pecado delante de Dios, como establece la
promesa del nuevo pacto en Hebreos 8:12 y 10:17. Esa es la razón de la
revelación dada en Hebreos 10:14 que dice: Porque con una sola ofrenda ha
perfeccionado o completado para siempre a los que van siendo santificados.
3.
JUSTICIA POR MUERTE DE LA SERPIENTE ANTIGUA
Por último, el Consolador redarguye de juicio por cuanto el príncipe
de este mundo cuando vino el apóstol Pablo, ya había sido juzgado.
Jesús Cristo por medio de su tabernáculo de carne o Cordero de Dios,
que fue el hombre Jesús, fue levantado como
serpiente, biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo
libro es llamado por error Juan
3:14-15, para quitar al QUE TENÍA, tiempo pasado, el imperio o poder
de la muerte, esto es al diablo, el homicida desde el principio en quien
fuimos muertos o destruidos todos los hijos de Dios al principio en un solo día.
Leamos Hebreos 2:14 Así pues, por cuanto los hijos han tenido en común
sangre y carne (y revela el apóstol en 1 Corintios 15:50 que
ninguna de las dos cosas heredó en el reino de Dios que vivimos ahora),
él igualmente participó de las mismas, para que por medio de la
muerte redujese a la impotencia al que el dominio tenía de la muerte, esto
es, al diablo. Cristo en el hombre Jesús se hizo serpiente en la
cruz, dándole la muerte al diablo para siempre, es decir, redujo a la
impotencia para siempre delante de él, esa naturaleza de la que todos
nosotros participamos, Efesios 2:3.
Revela el apóstol en 2 a los Corintios 5:21 Al que no conoció
pecado, en pro de nosotros pecado lo hizo, para que nosotros llegásemos a ser
justicia de Dios en él. Cristo participó de una naturaleza terrenal a
semejanza de la nuestra en el hombre conocido como Jesús. Ese Jesús fue declarado
maldito en la cruz en expiación de todos nosotros, porque escrito está: Maldito todo aquel que es
colgado en un madero, Gálatas 3:13. Esa fue la sentencia dada a la
serpiente antigua en el principio según registra Génesis 3:14 maldita
serás entre todas las bestias del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo
comerás todos los días de tu vida. La naturaleza del primer Adán
era eso mismo, polvo, porque del polvo de la tierra fue creado y esa
naturaleza precisamente era el alimento de la serpiente. Las obras muertas son
el alimento de todos los que andan en esa naturaleza, revela el apóstol en 1
a los Corintios 15:48 cual el terrenal, tales también los terrenales; y
cual el celestial, tales también los celestiales.
Fue pues necesario que el segundo Adán se presentara en semejanza de
esa naturaleza para representarnos a todos nosotros para reconciliación, para
librarnos del primer Adán; de igual manera que el primer Adán nos representó
para muerte o destitución de la gloria del Espíritu. el hombre Jesús murió
en la cruz para librarnos de la muerte, que era el poder que nos mantenía
alejados de la familia de Dios. Fuimos por tanto declarados
justos, santos, sin mancha ni arrugas una vez y para siempre mediante un solo
sacrificio. Ese acto de Dios no puede ser cambiado o volver atrás,
porque como dice la palabra, sea Dios verás y todo hombre mentiroso, Romano
3:4. De la misma manera que fuimos destituidos en el tiempo y el espacio sin
que nosotros fuéramos responsables, de igual manera, Dios nos reconcilió de
nuevo en el tiempo y el espacio sin que nosotros tuviéramos que hacer nada
para alcanzarlo.
La justificación precisamente trata de
la imputación de la justicia de Cristo a nosotros. Cuando el
apóstol Pablo reveló todas estas palabras en sus diferentes cartas, ya todos
los creyentes éramos justos en posición o esperanza en Cristo.
Solamente faltaba acabar el último punto de la ley, que ella misma se
cumpliera totalmente para ser quitada de en medio para siempre. Sí, ser
quitada de en medio de Dios y nosotros, pues la ley hacía separación,
Efesios 2:14-16. La ley cesó para que todos los hijos de Dios entráramos
entonces en posesión de nuestra herencia eternamente o para
siempre. Esa posición de los creyentes o hijos de Dios es lo que está
revelando el apóstol Pablo en Gálatas 5:5 cuando dice:
[5]
Porque nosotros en Espíritu por fe
la esperanza de la justicia aguardamos. Eso que dice el
apóstol Pablo era para los hermanos de las primicias. Ahora nosotros
sobreedificamos en el nuevo pacto diciendo: Porque
nosotros en Espíritu por fe la posesión de la justicia tenemos.
El apóstol Pablo junto a todos los hermanos, esperaba por medio del Espíritu la justificación o resurrección de los muertos, ser unidos a Dios de nuevo en el Espíritu, entrar en posesión de esa realidad en sus vidas ya estando muertos al pecado y muertos a la ley o antiguo pacto. Nosotros en cambio, ahora vivimos la salvación por fe consumada, no tenemos que esperar por lo que ya recibimos, no vivimos por fe esperanza. El problema es que el sistema religioso ha enseñado a los niños en Cristo a vivir en posición o esperanza continuamente. Desconocen que ya la herencia fue repartida porque el testador de la ley o antiguo pacto que fue Jesús, ya murió para siempre, Hebreos 9:17. Por eso es que nadie puede hacer subir a Cristo de entre los muertos, como tampoco nadie puede bajar a Cristo del cielo, Romanos 10:6.
Al sistema religioso le ha sido imposible entender, que cuando terminó la ley o antiguo pacto, unos resucitaron para vida y otros, para juicio o vergüenza perpetua como anunció Cristo en los días de su carne, según registrado en la biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 5:28-29. En este nuevo pacto reconocemos en la vergüenza perpetua que quedaron los príncipes del mundo viejo que no conocieron al Señor de la gloria Jesús Cristo, porque se quedaron sin conocer la sabiduría oculta y predestinada, porque si la hubieran conocido nunca hubieran crucificado a Jesús, 1 a los Corintios 2:6-8
Los
hermanos de la primicia vivían en el período de la transición entre los dos
pactos, donde como herederos poseían todas las cosas en esperanza o posición
en Cristo. Esa es la razón de las palabras del apóstol de este pacto
registradas en Romanos 8:24-25 que dicen: Porque en esperanza (posición
en Cristo) fuimos salvos; mas la esperanza que se ve no es esperanza;
porque lo que ve alguien, ¿por qué también lo espera?
25 Mas si lo que no vemos, esperamos, mediante la paciencia lo
aguardamos ansiosamente.
De acuerdo a lo dicho hasta aquí, el apóstol
Pablo, por un lado dice que ya estaban
justificados o eran perfectos en Cristo y por otro lado dice que todavía
no lo habían alcanzado, sino que eran perfectos en esperanza o posición en
Cristo. Podemos interrogar ¿Eran ambas cosas correctas? Y contestamos
con un rotundo sí, ambas cosas eran correctas en los días del apóstol
Pablo. Ahora solamente una de ellas está vigente: todos los hijos de Dios ya
estamos totalmente justificados en posesión de la herencia,
porque ya nuestra herencia fue repartida cuando cerraron o liquidaron la ley o
antiguo pacto en el año 70, por lo cual somos
perfectos y sin pecado delante de Dios.
El
problema de los creyentes que todavía son niños en Cristo en el
conocimiento, es que no entienden que nosotros vivimos en una época o siglo
diferente al que vivieron Jesús en los días de su carne, los once apóstoles de
la circuncisión y el apóstol
Pablo. A pesar de Cristo llamar a Saulo como Apóstol, cuyo nombre significaba
PEDIDO, a quien le cambió el nombre a Pablo, que significa PEQUEÑO, y darle
la revelación de todos los misterios que estaban escondidos todavía, el
apóstol Pablo
AL IGUAL QUE LOS ONCE Apóstoles de la circuncisión, estaba viviendo en los días
finales de lo que él llamó el presente siglo malo, Gálatas
1:4. Eso es lo mismo que Jesús en los días de su carne llamaba este
siglo, biografía según Mateo 13:40.
Mientras el apóstol vivió los últimos días del antiguo pacto, que
fue un período de transición, nosotros vivimos ahora en lo que tanto él
como Jesús llamaban el siglo venidero o los siglos que
estaban llegando. El presente siglo malo o viejos cielos
y vieja tierra, fueron los días de muerte bajo la ley o antiguo pacto. La ley
o antiguo pacto cesó delante de Dios totalmente en el año 70 con el juicio o
destrucción de Jerusalén y su templo, asiento del judaísmo. El siglo
venidero o nuevos cielos y nueva tierra, corresponde al nuevo pacto,
donde Cristo reina en los lugares espirituales con poder y gloria desde el año
70 en adelante con respecto a este orden. En realidad Cristo siempre ha
reinado sobre toda su creación, pero Cristo reina sobre este orden sobre su
pueblo que reconcilió para siempre consigo mismo, sin relación con el pecado
desde que sacaron a la esclava y su hijo de la casa del padre, Gálatas 4:30.
Recuerden amados, el reino de Dios es espiritual. Recuerden también
amados bendecidos, que Dios
es Espíritu como le dijo Cristo en los días de su carne a la mujer
samaritana, como registra la biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo
libro es llamado por error Juan 4:24.
El período de 40 años entre el año 30 de la resurrección de Cristo
y el año 70 del juicio sobre Jerusalén y su templo de piedras, fue la última generación del antiguo pacto
como fue anunciado por Cristo en los días de su carne. Fueron los postreros días anunciados
por la ley y los profetas, fue ese período de
transición desde el año 30 hasta el año 70, porque en el
año 70 ocurrió la resurrección del cuerpo de Jesús Cristo, ese día
entramos en posesión de nuestra herencia eterna.
Veamos una serie de versos donde el apóstol nos revela o explica el
significado de todas estas cosas. Leamos en el evangelio de la gracia o
revelación de los misterios por el apóstol Pablo en Gálatas 3:1-3 que dice:
[1]
Oh insensatos Gálatas, ¿quién os hechizó, a los que ante los
ojos Jesús Cristo fue presentado claramente como crucificado?
[2] Esto sólo quiero averiguar de vosotros, ¿por obras de la ley el Espíritu
recibisteis, o por el oír de fe?
[3] ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora por
la carne sois perfeccionados?
Como puedes ver de lo antes citado, era la lucha entre la ley y la fe,
porque la ley no es de fe, Gálatas 3:12 y sólo producía
ira, Romanos 4:15; era la lucha entre lo perfecto y lo imperfecto,
porque la ley nada perfeccionó, Hebreos 7:19; era la lucha
entra la ley o antiguo pacto y el nuevo pacto, porque el antiguo pacto
estaba envejecido y próximo a desaparecer, Hebreos 8:13. Bendecidos,
fíjense bien en la última oración del verso 3 de Gálatas 3. El apóstol Pablo
les preguntó a los hermanos lo siguiente: ¿habiendo comenzado por el Espíritu,
lo perfecto, porque así ya eran todos en esperanza o posición en Cristo, era
posible perfeccionarse o terminar el proceso, por medio de la ley? Porque
como te cité anteriormente: la ley nada perfeccionó.
Los hermanos de Galacia habían comenzado la vida cristiana viviendo
todo por fe. Toda la revelación
que el apóstol le había enseñado, el evangelio o buenas noticias de la
gracia de Dios le había sido suministrado solamente por fe, lo cual creyeron.
Pero los hermanos fueron hechizados o embrujados por el evangelio de la
circuncisión predicado por el apóstol de la circuncisión Pedro y sus compañeros.
Este evangelio enseñó o contaminó a los hermanos con las obras de la ley o
antiguo pacto, los hechizó con las enseñanzas del ministerio de muerte:
los contaminó con las enseñanzas de hacerse la circuncisión de la
carne; de guardar un día de la semana como si eso fuera el reposo de Dios; a
abstenerse de ciertos alimentos, etc. Esto fue evidenciado por el apóstol
Pablo cuando tuvo que corregir precisamente a Pedro y su compañero de
ministerio Bernabé en medio de los Gálatas. A ambos hermanos los llamó hipócritas,
por cuanto no estaban andando conforme a la verdad del evangelio de la gracia
que él les enseñó a ambos,
Gálatas 2:13-14. Recuerden
amados, que Pablo fue quien recibió la revelación del Señor Jesús Cristo mismo en
el tercer cielo, 2 a los corintios 12:2.
Un poco mas adelante el apóstol Pablo
revela en Efesios 2:19-22 lo siguiente:
[19] Así,
pues, ya no sois extranjeros y forasteros, sino que sois
conciudadanos de los santos y familiares de Dios,
[20]
sobreedificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
siendo la piedra angular el mismo Cristo Jesús,
[21]
en quien todo el edificio bien conjuntado crece hasta ser santuario
santo en el Señor, [22]
en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios
en Espíritu.
Con estas palabras, Pablo
nuestro apóstol, les dice a los hermanos durante el período de transición
entre los pactos, que todo estaba en proceso de finalizarse, porque todos ya
eran salvos en esperanza o posición en Cristo. Era necesario para poder
entrar en posesión de la herencia que se cumpliera la última jota o tilde de
la ley como dijo Jesús, biografía según Mateo 5:17-18.
El
sistema religioso cree que el propósito de anunciar el evangelio de la gracia
o dar las buenas nuevas, es invitar a las personas a ser salvos. Eso es erróneo,
el propósito es decirle a todos los hijos que ya están reconciliados con su
Padre que es Dios. Todos los creyentes responderán al mensaje porque como
revela el apóstol Pablo
en Romanos 11:29, los dones y el llamamiento de
Dios son irrevocables. Primero el Señor nos dio el don de la
fe por su pura gracia y nos llamó porque antes nos conoció y nos predestinó.
Por eso también nos justificó y nos glorificó, Romanos 8:29-30. Esa es la
razón por lo que ninguna cosa creada nos puede separar de su amor que es en
Cristo Jesús el Señor nuestro, Romanos 8:35-39.
La bendición total con la que hemos sido bendecidos todos los hijos es
que Dios mora en nosotros por el Espíritu.
Eso era lo que esperaba nuestro padre Abraham. Recuerden bendecidos,
Dios es Espíritu y todas las cosas con él son en el Espíritu y por fe.
El discípulo de la circuncisión Juan marcos escribió las profecías de estas cosas en
el Rollo Profético llamado Apocalipsis 21:1-3. El escrito del libro del
Apocalipsis al igual que los demás apóstoles de la circuncisión que escribieron sobre éstas
cosas, sus escritos fueron en profecías, las cuales al día de hoy están
todas cumplidas. Dice la cita anterior:
[1] Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el
primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar no existe
ya más. [2]
Y la ciudad santa Jerusalén nueva vi que descendía del cielo, desde Dios,
habiendo sido preparada como una novia que había sido adornada para el esposo
de ella. [3]
Y oí una voz grande del trono que decía: He aquí el tabernáculo de Dios
con los hombres, y morará con ellos, y ellos pueblos de él serán, y él el
Dios con ellos será.
Escribe el discípulo Juan Marcos que vio un nuevo cielo
y una nueva tierra por medio de la visión que le fue dada por medio
del apóstol Pablo, el ángel o mensajero de Cristo, la cual escribió en un
rollo como profecía de los días finales que ellos estaban viviendo y que
culminó en el año 70 con el juicio de Dios sobre el Israel natural, tal
y como fue profetizado. Ese juicio se cumplió en la destrucción de Jerusalén
y su templo, cuando Cristo vino a ponerle fin a la ley o antiguo pacto.
El apóstol Pablo nos revela que los nuevos cielos y la nueva tierra es el
nuevo pacto que nos traslada en el Espíritu a los lugares celestiales, donde
vivimos ahora los creyentes del evangelio de la gracia de Dios.
Juan Marcos como
correspondía a su ministerio, nos informa que los primeros cielos y la
primera tierra, la ley o antiguo pacto junto con la vieja ciudad de
Jerusalén, así como el mar o naciones, formado por judíos y
gentiles en cuanto a la carne, fueron quitados y no se halló más lugar
para ellos. Eso es lo que el apóstol Pablo nos da en revelación en la carta a
los Hebreos 8:13 que la ley o
antiguo pacto se estaba poniendo vieja en los días que él vivió y que
estaba próxima a desaparecer.
Cristo
no le dio a ninguna revelación al apóstol de la circuncisión Juan que nada
escribió, sino que la revelación de esos misterios, se los dio
a escribir al discípulo Juan Marcos, quien a su vez los recibió por medio del ángel
o mensajero Pablo que fue arrebatado al tercer cielo, para que lo escribiera como una profecía
para los días finales que le quedaban a la ley o antiguo pacto. Parte del significado de esa visión está revelada
por el apóstol Pablo en Gálatas 4:24-26 y por todas sus cartas.
Continuemos por un momento con la visión profética del libro de
Apocalipsis. Él vio la Nueva Jerusalén descender del cielo de Dios. El apóstol
Pablo en la cita anterior de Gálatas la llama la Jerusalén de Arriba. Para
que se mostrara la verdadera Jerusalén era menester quitar la vieja Jerusalén
que estaba en esclavitud, era menester quitar la ley o antiguo pacto que sólo
daba hijos para esclavitud. Nosotros ahora conociendo la verdad de la revelación
somos libres como también nos revela el apóstol Pablo en la misma cita. Ese
fue el momento de entrar a heredar en el nuevo pacto.
Hermanos, era menester cielos nuevos y tierra nueva para el nuevo
pacto, porque ahora hay una nueva creación. Lees las palabras de Pablo
nuestro apóstol en 2 a los Corintios 5:17 que dicen: De modo que si
alguien está en Cristo, es nueva creación; las cosas viejas, (la
ley o antiguo pacto) pasaron, he aquí que han sido
hechas nuevas. Somos una nueva creación en el segundo Adán que es
Cristo, que es un Espíritu vivificante o de vida. Hermanos, el Señor es
nuestra paz, nos juntó a los dos pueblos en uno cuando derribó
en la carne de él, la pared intermedia que nos separaba, la ley de los
mandamientos en decretos aboliendo, a fin de crear un nuevo
hombre, lees Efesios 2:14-15.
Los odres viejos de la ley o antiguo pacto estaban imposibilitados de
contener el vino nuevo de la revelación del nuevo pacto como enseñó Cristo
en los días de su carne, biografía según Mateo 9:16; Marcos 2:22 y Lucas
5:37. La nueva Jerusalén o Jerusalén de arriba como la reveló nuestro apóstol,
tenía que bajar del paraíso de Dios a los nuevos cielos y la nueva tierra.
Fue allí donde precisamente el apóstol fue llevado por el Señor para darle
la revelación de todos los misterios para este nuevo orden o pacto, 2 a los
Corintios 12:4.
Continúa
profetizando el libro de Apocalipsis que se oyó una voz que decía
que el tabernáculo o morada de Dios estaba con los hombres. Que
Dios moraría con ellos, que ellos serían su pueblo y
Dios mismo estaría con ellos como su Dios. También dijo proféticamente
que ya no había mas mar, lo cual te lo revela el apóstol Pablo
cuando te dice que no hay nacionalidades en el Espíritu, porque
no hay judíos ni griegos o gentiles, verifícalo tu mismo
leyendo Romanos 10:12 y Gálatas 3:28.
En
Efesios 2:19-22 el apóstol Pablo
nos muestra que la Iglesia estaba pasando por un período de transición.
Estaban en progreso de pasar de tener todas las cosas en Cristo en esperanza o
posición, para pasar a poseer todas las cosas. El edificio estaba en
desarrollo pleno, la morada de Dios estaba en plena edificación. Pero para
completar el proceso era necesario darle fin a la ley
o antiguo pacto.
Muchos
creyentes niños en el sistema religioso, por causa de la apostasía anunciada
y comenzada en los días de Pablo, siguen viviendo todavía en el pasado.
Muchos de ellos enseñan que supuestamente el reloj de Dios se paró; pero eso
es precisamente lo que les ha acontecido a ellos en término de la revelación
de Dios. A ellos les decimos todavía en este tiempo como nuestro apóstol les
dijo a un grupo de creyentes que estaban en la misma situación en los días
de su peregrinaje: Porque todo lo que es manifestado, luz es. Por lo
cual dice: Levántate el que duerme, y ponte en pie de entre los muertos, y
resplandecerá sobre ti Cristo, Efesios 5:14. En otras palabras, sal
de la ignorancia que es la oscuridad o tinieblas del mundo fuera del nuevo
pacto, sal del viejo sol y la vieja luna con sus viejas estrellas ya extintas,
la ley o antiguo pacto, y entra en el nuevo sol y la nueva luna con sus nuevas
estrellas, porque Cristo el sol de justicia es el sol de la nueva creación.
En
efesios 4:11-13 el apóstol Pablo
nos revela el orden ministerial puesto por Dios en su Iglesia para su
sobre-edificación. Los ministerios son funciones o regalos de Dios para su
Iglesia. Una de las responsabilidades del ministerio del apóstol Pablo,
era sacar a la Iglesia de la infancia, de la leche que le dio a beber el
ministerio o apostolado de la circuncisión y darle a comer el alimento sólido
de la madurez espiritual por medio de la revelación de los misterios. En la
cita se dice que debemos crecer a la estatura de un varón perfecto.
La palabra que ha sido traducida perfecto es la palabra griega
"telios". Esa es la misma palabra utilizada por
el apóstol en Filipenses 3:12 que nos habla de alcanzar la medida completa de
la plenitud de Cristo. En otras palabras ser exactamente como es Cristo en el
Espíritu.
Para
tu consuelo sobreedificaré diciéndote que eso ocurría estrictamente a
partir de la venida o aparición de Cristo. Eso fue lo que ocurrió en el año
70, cuando Cristo vino por segunda vez sin relación con el pecado, en juicio
sobre Jerusalén y su templo, el asiento del judaísmo que fue terminado por
Dios para con él.
Lázaro,
el discípulo amado, cuyos dos libros son identificados por error con el
nombre el apóstol de la circuncisión Juan, le escribió a los hermanos que vivían
bajo el evangelio de la circuncisión las siguientes palabras: Amados, ahora
hijos de Dios somos, y aún no fue manifestado qué seremos.
Sabemos que si es manifestado, semejantes a él seremos, pues le
veremos tal como es, lo cual puedes leer en la 1a carta llamada Juan 3:2. El apóstol Pablo nos revela el
significado de esas palabras anteriores en Romanos 8:29 cuando nos dice: Pues
a los que de antemano conoció también los predestinó (a
ser hechos) conforme (de la misma forma)
a la imagen del Hijo del él, para que sea él primogénito entre muchos
hermanos.
Todo
esto tuvo su cumplimiento a partir del año 70 como os dije anteriormente,
cuando el Señor vino por segunda vez sin relación con el pecado, para darle
cumplimiento a la última jota o tilde de la ley profetizado por la ley y los
profetas y confirmado por Cristo en los días de su carne. Fue el día cuando
comenzaron en plenitud los nuevos cielos y la nueva tierra: el nuevo pacto en
Cristo. El Señor trajo la justicia perfecta y eterna al cierre de la ley o
antiguo pacto. Desde ese día en que Cristo le puso fin a la ley, Romanos
10:4, vivir en perfección espiritual es tener la justicia de Cristo en
nosotros por la fe, Gálatas 5:5 Porque nosotros en Espíritu por fe
la esperanza de la justicia aguardamos ansiosamente.
En
el verso anterior subrayamos las palabras aguardamos ansiosamente,
traducción exacta de la palabra griega apekdekhómetha o
apekdekhetai. Esta palabra es usada solamente siete veces en los
escritos del apóstol Pablo, y todas las veces relacionadas con la segunda
venida ya ocurrida de Cristo sin relación con el pecado. Tres de las
ocasiones fueron en la carta a los Romanos, una en la primera carta a los
Corintios, una en la carta a los Gálatas, una en la carta a los Filipenses y
la última ocasión en su última carta, la que le escribió a los Hebreos.
En la cita anterior lo que aguardaban ansiosamente era la
justicia plena de Cristo que solo podía ocurrir con la venida de Cristo y
solo es por fe.
Ese
era el único evento que faltaba por ocurrir para que la Iglesia entrara en
posesión de su herencia, entrar en posesión de la justicia perfecta de
Cristo. De acuerdo a esta revelación del apóstol, ellos estaban aguardando
ansiosamente la llegada del Señor para entrar en posesión de la herencia,
la resurrección de entre los muertos, ser restaurados a la comunión
o presencia de Dios. Eso era
lo mismo que la resurrección de entre los muertos, porque estábamos muertos
en la primera creación que fue en Adán. Estábamos separados de Dios por
causa de la naturaleza de pecado recibida en Adán. Por eso es que revela el
apóstol que: en Adán todos murieron, 1 a los Corintios 15:22.
Antes
de que veamos las seis citas restantes relacionadas con la palabra aguardando
ansiosamente, veamos primero una cita de la biografía según Lucas
21:27-28 de Cristo en los días de su carne. En estas palabras, Jesús nos
muestra que su segunda venida o aparición estaba totalmente atada a la
salvación o redención nuestra. Estaba atada al día cuando ocurriría
nuestra resurrección. Esto significa, que si Cristo no ha venido todavía
como enseña el sistema religioso, entonces nadie puede decir que es salvo.
Nadie puede decir que Cristo vive en él, porque la salvación se completaba
con la resurrección, la cual ocurriría en la segunda venida o aparición del
Señor sin relación con el pecado, lo cual sólo podía ocurrir al ser
cumplida y quitada la ley o antiguo pacto.
Leamos
ahora en la biografía según Lucas 21:27-28 lo siguiente:
[27]
Y entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en la nube con poder y gloria
grande. [28]
Cuando estén comenzando estas cosas a suceder, erguios y levantad las cabezas
vuestras, porque llega la redención
(en
griego "apolútrosis" que significa
literalmente la liberación completa) vuestra.
Pasemos
ahora a leer las citas restantes donde aparece la expresión aguardando
ansiosamente. Comencemos leyendo Romanos 8:19 que dice: Porque
el anhelo profundo de la creación la revelación de los hijos de Dios aguarda
ansiosamente (en griego "apekdekhetai").
La
creación o hijos de Dios que aguardaba el regreso del Señor, somos todos los
santos ya redimidos y reconciliados para siempre. La señal de la revelación
de los hijos de Dios era la señal del Hijo del Hombre o destrucción de la
ciudad de Jerusalén y su templo natural, figura de la ley
o antiguo pacto delante de Dios.
Leamos
ahora Romanos 8:23 y no solo eso, sino que también nosotros mismos las
primicias del Espíritu teniendo, también nosotros mismos en nosotros
mismos, gemimos la adopción de hijos aguardando ansiosamente (en
griego "apekdekhómenoi") la redención
del cuerpo de nosotros.
Cristo
Jesús el Consolador, a través de Pablo nuestro apóstol, señaló que aún
los hermanos que vivieron en la transición entre los dos pactos y que tenían
las primicias del Espíritu, porque conocían por fe solamente que eran salvos
en esperanza o posición en Cristo, aguardaban ansiosamente la
redención del cuerpo de ellos: pasar del cuerpo
del viejo Adán que solamente era
un ser viviente, al cuerpo de la gloria del segundo Adán que es un Espíritu
de vida. Esto sólo podía ocurrir en la segunda venida o
aparición de Cristo, que es lo mismo que el fin de la ley delante de Dios,
porque Cristo es el fin de la ley, Romanos 10:4. Recuerden
bendecidos: sin la ley el pecado está muerto, Romanos 5:13. Esa
es la razón por la que donde no hay ley tampoco hay transgresión,
Romanos 4:15.
El
apóstol Pablo
señala muy claramente que ellos en esos días de transición entre los dos
pactos tenían solamente la primicia del Espíritu. Reconocían que eran los
hijos de Dios todavía en esperanza o posición en Cristo. Esa es la razón
por la que ellos estaban aguardando ansiosamente la llegada del
Señor para ser redimidos del pecado. Recuerden nuevamente que la ley
era el poder del pecado como revela
1 a los Corintios 15:56.
Romanos
8:25 dice: Mas si lo que no vemos, esperamos, mediante la paciencia lo aguardamos
ansiosamente (en griego "apekdechómetha").
Fíjense bien amados, el apóstol Pablo
indica que ellos aguardaban ansiosamente en esperanza
o posición en Cristo. Por esa razón no podían ver físicamente
o en la carne como sucedía en la ley o antiguo pacto y en el evangelio de la
circuncisión, porque en el evangelio de la gracia todo es por fe. Los once
que administraban el apostolado de la circuncisión siempre hablaban de lo que
habían visto, oído y palpado con sus manos. El apóstol Pablo nos
habla de percibir por fe solamente, no por vista, 2 a los Corintios 5:7. Los
hermanos de las primicias tenían que perseverar en esperanza. Ahora
estamos resucitados pero de igual manera no podemos verlo por vista, lo
creemos por fe, como vivimos todos los hijos del reino del nuevo pacto en
este planeta.
1
a los Corintios 1:7 De tal manera que vosotros no estáis faltos en ningún
don, aguardando ansiosamente (en griego "apekdechoménous")
la revelación del Señor nuestro Jesús Cristo. De nuevo vemos
que los hermanos aguardaban ansiosamente la revelación que es lo mismo que la
aparición de nuestro Señor Jesús Cristo.
Filipenses
3:20 Porque la ciudadanía de nosotros está en los cielos, de donde
también al Salvador aguardamos ansiosamente (en griego "apekdechometha")
al Señor Jesús Cristo. El apóstol
Pablo
nos revela que desde el tiempo que él escribió esta revelación, nuestra
ciudadanía ya estaba en los cielos; recuerda las palabras de Cristo en los días
de su carne ante Pilatos: Mi reino no es de este mundo: si de
este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los Judíos; ahora, pues, mi reino no es de aquí,
biografía según Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error
Juan 18:36. Esto nos revela que nuestra ciudadanía es
espiritual, porque en el Espíritu nunca hemos sido de este mundo, ni de esta
creación, somos una nueva creación. Esto fue incluso revelado por Cristo en
los días de su carne según lo registra su biografía de acuerdo a Lázaro, el
discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 8:23, 15:18-19 y 17:14.
Leamos
ahora Hebreos 9:28 que dice: Así también Cristo, una sola vez
ofrecido para llevar sobre sí los pecados de muchos, por segunda vez
sin pecado se aparecerá a los que le están aguardando ansiosamente (en
griego "apekdechoménois") para
salvación. Continúa la revelación de los misterios enseñándonos:
Primero, que Cristo fue ofrecido una sola vez en propiciación
por nuestros pecados. Esto implica que ya él pagó el precio por el pecado
que demandaba la ley, la muerte. Recuerden lo que revela la primera parte de
Romanos 3:23 Porque la paga del pecado era la muerte; sí
la muerte, pero la muerte espiritual. Segundo, nos revela el apóstol
Pablo,
que Cristo aparecería por segunda vez sin relación al pecado para salvación.
Esa era la razón por la que los hermanos aguardaban ansiosamente su aparición.
El problema del sistema religioso es que ha interpretado esas palabras del apóstol
Pablo
como si fuera una aparición material o física. Desconocen de que manera la
ley se tenía que cumplir en todas sus partes.
La
salvación no estaba completada en posesión para los santos de los días
del apóstol Pablo,
mientras la ley no se completara. Por eso es que el apóstol Pablo
decía, que durante ese período de transición, ellos eran salvos en
esperanza o posición en Cristo. Todavía no la habían alcanzado o
completado en posesión como ya estamos todos los que creemos el poder
del evangelio de la gracia.
Pero
leamos otra revelación del apóstol que abona más a lo que vengo
sobreedificando sobre el fundamento. Leamos Romanos 13:11-12 que dice:
[11]
Y esto, sabiendo el tiempo (kairón), que es
hora ya de que vosotros (los hermanos de los días del apóstol Pablo)
del sueño seáis levantados; porque ahora más cercana está de
nosotros (el apóstol y los hermanos a quienes se dirigía) la
salvación que cuando creímos.
[12]
La noche avanzó y el día
se ha acercado. Desechemos pues, las obras de la oscuridad, y vistámonos las
armas de la luz.
Fíjense
bien amados bendecidos, el apóstol Pablo
les reveló a esos hermanos que ellos conocían el tiempo, que ellos sabían
que estaban viviendo en los días postreros por lo que cada día que
pasaba los acercaba al cumplimiento total de la ley, la sombra u oscuridad que
estaba pasando. Eso ocurrió en el año 70 con la destrucción de Jerusalén y
su templo. La palabra griega kairón traducida “tiempo”
implica literalmente un período de tiempo corto o limitado como sucedió,
unos 40 años desde la resurrección hasta el juicio de Israel; no un período
de mas de 2000 años como enseña el sistema religioso.
Aún
el apóstol de la circuncisión Pedro en su primera carta a los judíos
expatriados a los que les escribió, señala que la salvación estaba cerca de
ser revelada en sus días, leamos 1 Pedro 1:4-7 que dice:
[4]
para una herencia incorruptible e incontaminada e inmarcesible, que ha
sido guardada en los cielos para vosotros,
[5]
los que por el poder de Dios sois guardados mediante la fe para la salvación,
presta para ser revelada en el tiempo último.
[6] En lo cual os alegráis, por un
poco aún si es necesario, siendo afligidos por diversas pruebas,
[7] para que la prueba de vuestra fe mucho más
valioso que el oro que perece, mas mediante fuego que es probado, sea hallada
para alabanza y gloria y honor en la revelación de Jesús Cristo.
Fíjense
bien en el lenguaje de las dos partes subrayadas, Pedro conocía que estaba
viviendo en los tiempos postreros, ese fue precisamente su primer mensaje el día
del cumplimiento de la fiesta de Pentecostés, el día que nació la Iglesia
en el seno judío en la ciudad de Jerusalén, por eso dice Pablo nuestro apóstol
en Efesios 2: 14 que de ambos grupos, judíos y gentiles hizo uno sólo,
cuando quitó la pared intermedia de separación entre ambos grupos, la ley de
mandamientos o antiguo pacto.
Es
necesario que entiendas la alegoría que nos reveló el apóstol Pablo
relacionada con los dos hijos que tuvo nuestro padre Abraham. Nos dice el apóstol
Pablo, que el hijo con la criada (en griego paidiskis)
era el hijo según la carne, representación del Israel natural;
mientras que el hijo de la esposa, el hijo según la promesa, es la
representación del Israel espiritual. Agar la criada representaba la ley o
antiguo pacto recibido en el monte
Sinaí por medio de Moisés y daba hijo para esclavitud; mientras que Sara
su esposa representa el nuevo pacto en Cristo y da hijos libres.
Recuerden
las palabras de Cristo en los días de su carne: conoceréis la verdad
(Cristo por medio de la revelación) y la verdad os liberará.
Los judíos le dijeron a Jesús que ellos eran hijos de Abraham,
a los que mas tarde él les dijo que él sabía que ellos eran
simiente NATURAL de Abraham,
verso 37. Por eso les dijo primero: De cierto, de cierto os digo que
todo el que practica el pecado (refiriéndose
a todos los que viven en la carne y estaban bajo la ley) esclavo es del
pecado. Pero el esclavo no permanece en la casa para siempre; el hijo si
permanece para siempre, biografía según Lázaro, el discípulo amado,
cuyo libro es llamado por error Juan 8:32-36.
¿Ves
ahora lo revelado por el apóstol Pablo en relación a esta alegoría? Al esclavo
(en griego douleúei), Ismael, el hijo de Agar o de la ley, lo
echaron de la casa, no permaneció para siempre. Por su parte Isaac, el hijo
de Sara o Jerusalén de arriba, el hijo de la promesa, permaneció para
siempre y entró en posesión de todas las cosas tan pronto estuvo listo para
dejar la leche y comenzar a comer alimento sólido.
Precisamente
el tiempo en que ambos hijos estuvieron viviendo junto en la casa, es el período
de transición entre los dos pactos. Mientras Ismael estuvo en la casa en el
período en que Isaac era alimentado con leche solamente, Isaac no podía
entrar en posesión de su herencia. Por eso era necesario que el Jesús de
la imagen terrenal se fuera, para que el Cristo se manifestara a través de la revelación
de Pablo, el único apóstol que él levantó para el nuevo pacto.
Nos
revela Pablo nuestro apóstol, que como fue necesario echar afuera de la casa
del padre a la esclava y su hijo, figuras de la ley o antiguo pacto y de la
Jerusalén de debajo de los días del apóstol. Fue necesario que la ley,
representada en la figura del templo, y la ciudad de Jerusalén y sus
habitantes fueran destruidos en juicio tal y como fue profetizado por Moisés,
los profetas y confirmado por Cristo en los días de su carne, juicio o
destrucción que ocurrió en el año 70.
Jesús
en los días de su carne, no vino a quitar o ponerle fin a la ley, sino a completarla, lo que
incluía cumplirla en su totalidad conforme a todo lo dicho a través de la
ley y los profetas. Por eso fue que vino nacido de mujer y bajo la ley, Gálatas
4:4. Pero también nos revela: Porque fin de la ley es Cristo para
justicia a todo el que cree,
Romanos 10:4. Esto significa simplemente, que todos los que creemos el
evangelio de la gracia de Dios vivimos en el nuevo orden de Dios o nuevo
pacto. Para Dios el antiguo pacto ya caducó, se puso viejo y desapareció
delante de él a partir del año 70, cuando juzgó al Israel natural como
estaba profetizado precisamente por la ley y los profetas, ese fue el último
tilde que tenía que ser cumplido fielmente.
Por
eso nos revela en Hebreos 6:1 que dejemos los elementos o rudimentos de
la doctrina de Cristo del principio, la leche o enseñanzas del
evangelio de la circuncisión, tales como: no otra vez echando
el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, porque ya el
pecado fue quitado delante de Dios en el nuevo pacto, por lo que debemos andar
en el Espíritu, nuestro nuevo hombre interior. Dejar el elemento o
rudimento de la fe en Dios, porque precisamente la promesa
del nuevo pacto dice que no será necesario que ningún creyente le enseñe a
su hermano a que conozca o tenga fe en el Señor, porque la fe es un don de
Dios dado a nosotros. Recuerden amados, como les dije anteriormente,
ahora vivimos en la fe consumada. Dejar también el elemento o rudimento de
la enseñanza de abluciones o bautismos, porque eso fue parte de
la leche del evangelio de la circuncisión, el bautismo en agua vino de Juan
el Bautista, porque nuestro bautismo es en el Espíritu en la muerte del
tabernáculo de Cristo.
También
nos insta a dejar el elemento o rudimento de la imposición de manos,
otra práctica del evangelio de la circuncisión; de la
resurrección de los muertos, porque aunque todavía no habían
entrado en esos días a la posesión de esa promesa, ocurriría un poquito mas
adelante, la epístola se escribió aproximadamente en el año
65 y esa promesa se cumplió finalmente en el año 70 cuando también se cumplió
el juicio eterno, porque la ley o antiguo pacto y sus hijos como
pueblo natural delante de Dios, fueron juzgados o quitados delante de Dios para siempre, poniéndole fin al período
de transición.
Recuerden
bendecidos, el apóstol Pablo nos confiesa en 1 a los Corintios 13:11 para
nuestra edificación lo siguiente: Cuando yo era niño pequeño, hablaba
como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando me he hecho
hombre, he abolido las cosas del niño. Si hermanos, el apóstol
practicó todas esas cosas como lo puedes comprobar en algunas de sus cartas y
en el libro de biografía apostólica escrito por el doctor Lucas, conocido
como libro de los Hechos.
Por
tanto, el propósito del período de transición tuvo como fin llevar a los
hermanos de la primicia del cambio de la ley a la gracia (el fin de la ley o
antiguo pacto al establecimiento de lo firme y verdadero: el nuevo pacto). Del
fin del evangelio de la circuncisión que era para las ovejas o remanente de
Israel, a la revelación del evangelio de la gracia que declaró: el
final de judíos y gentiles (fin de razas delante de Dios); el
final de esclavos y siervos (fin de clases sociales delante de Dios);
fin de hombres y mujeres (fin de sexos o de la carne y la
sangre para darle paso a lo nuevo: el Espíritu, en lo que ya estamos
resucitados). ABBA PADRE.
MINISTERIO RECONCILIACIÓN EVANGELIO DE LA GRACIA - (MREG)
P.O. BOX 140452 ARECIBO, PR 00614-0452 [TEL. (787) 466-1783] evangeliodelagracia@hotmail.com
|