LA ETERNIDAD

Por Ramón Urbáez Caminero



    Amados, la eternidad siempre ha sido y será, porque Dios que es Espíritu siempre ha sido y será. El mundo físico o natural es solamente eternidad cuantificada. Lo que los humanos llaman la muerte física o del cuerpo biológico, es la separación del cuerpo biológico o vestidura del humano animal con respecto al resto de los humanos. En esa muerte se separa el "polvo de la tierra" o "completa humanidad" compuesta por "carne y sangre" del "Espíritu", si este hace morada en ese tabernáculo. Pero la muerte de la que habla la Escritura desde el principio en el libro de Génesis con el primer Adán, por medio del cual, nos revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 5:12 que entró el "pecado" o la mente o conciencia adversaria y por consiguiente "la muerte", fue la separación en el Espíritu que tuvimos todos los hijos o cuerpo de Dios por causa de la naturaleza de pecado en que fuimos imputados en Adán. Fíjense amados, que después de Adán  quedar separado de Dios en conocimiento por la mente o conciencia terrenal, nos informa el libro de Génesis que vivió hasta los 930 años, pero aun así, estaba muerto o separado de la vida de Dios, porque tampoco le fue permitido comer del "árbol de la vida", el cual es Cristo, como podemos verificar leyendo en el libro de Génesis 3:22-24.

    La vida física que vivimos en este orden relativo mis amados bendecidos, es solamente un pedacito de eternidad cuantificada por causa del propósito del Padre Eterno, porque la muerte espiritual desde la resurrección de Jesús como el Cristo, ya no existe delante de Dios. Así lo revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 6:9-11 cuando dice: [9] Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. [10] Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. [11] Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Ven mis amados, nosotros fuimos sustituidos por Cristo en la muerte de Jesús en el mundo de la sombra que fue la ley de Moisés, y ahora somos vivos en Cristo en la realidad. De la misma manera que el pecado y por tanto la muerte se enseñoreó en Adán, ahora la vida se enseñorea en nosotros por la justicia de Cristo en Jesús.

    De nuevo revela el apóstol Pablo en la 2da carta a Timoteo1:10 lo siguiente: [10] Pero que ahora ha sido manifestado por la aparición de nuestro Salvador, Jesús Cristo, el cual quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio. Si se fijan bien mis amados bendecidos por el Señor con toda bendición espiritual, esto es así pero en el orden o dimensión Espíritu y no relativo o visible. He subrayado la palabra ahora, porque eso era una realidad desde los días que el apóstol Pablo escribió esas líneas que acabo de citar. Por eso he subrayado para vosotros de igual manera la palabra quitó la muerte, que era la separación en Espíritu que sufríamos para con Dios en el Espíritu. Fíjense en el tiempo del verbo, está en "pasado", porque es algo que ya ocurrió una vez y para siempre. De igual manera revela que Jesús Cristo sacó a la luz la vida y la inmortalidad, una vez y para siempre. El verbo está también en tiempo pasado de igual manera. Por tanto amados, desde el cumplimiento de todas las cosas en el año 70, vivimos una cuantificación temporera y relativa en carne y sangre por causa del propósito de Dios, pero en Espíritu, ya estamos reconciliados con la eternidad.

    Por tanto amados, la muerte en el primer Adán fue solamente un pequeño paréntesis de eternidad al que Dios nos introdujo, para conocer todos sus atributos, para conocerle en su totalidad desde afuera. Lo que Dios llamó conocimiento del bien y el mal, cosa que no puede ocurrir en el orden o dimensión absoluta, pero sí en el orden o dimensión relativa como es este orden en que participamos de carne y sangre, es lo que hemos venido a experimentar al participar de "humanidad". El pequeño período de tiempo que estuvimos separados del Padre Eterno, ocurrió entre la formación del primer Adán hasta el segundo Adán, por causa de la destitución de la gloria o cabeza Cristo que sufrimos en el primer Adán, el homicida desde el principio. Pero todo eso terminó cuando fuimos reconciliados en Cristo para siempre. Les recuero, que la dimensión del Espíritu es atemporal y sin espacio. Cuando se dice que Cristo es sin principio de días y sin fin de días estamos hablando de la eternidad del Señor en la dimensión del Espíritu.

    En la eternidad, antes del mundo natural ser creado de lo verdadero o espiritual, Dios es un todo absoluto que lo contiene todo, pero donde no hay forma de manifestar lo adversario. Pero en la manifestación de lo visible, es la cabeza del cuerpo que somos todos sus hijos, lo cual te ilustro por medio de la figura (A-2). El pacto o gracia que hemos recibido en este orden es desde Antes de los tiempos de los siglos o edades, lo cual ilustro con el número 6 del dibujo, como revela el apóstol Pablo en la 2da. carta a Timoteo 1:9. Conforme a las palabras de Cristo en los días de su carne registradas en su biografía escrita por Lázaro, el discípulo amado cuyo libro ha sido llamado por error Juan 6:45, todos los hijos fuimos enseñados por el Padre antes de participar del proyecto encarnación en Adán, conforme a su propósito por la gracia que nos fue dada en Cristo, en quien recibimos la vida y la inmortalidad por el evangelio. Por eso nos revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 1:16 que el evangelio es poder de Dios para salvación a todo el que cree, pero eso lo dice del evangelio revelado. Por eso, Cristo es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia como nos revela Pablo nuestro apóstol en las cartas a los Efesios 5:23 y a los Colosenses 1:18.

    Nos revela también el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 3:23 que todos fuimos encerrados bajo pecado o una mente o conciencia adversaria al Espíritu en esta creación visible, temporal y relativa, lo cual he marcado por el (1) de la abertura del paréntesis, que nos ilustra que por cuanto todos los hijos o cuerpo de Dios marcado en la figura por (A-2) que estábamos en la eternidad o éramos uno con Dios, lo cual he marcado con la letra (A) y en la gloria, marcado en la figura con el número (6) pecamos, es decir, participamos en el primer Adán o alma viviente natural de una conciencia adversaria y acusadora, marcado en la figura con (A-1); todos fuimos destituidos o hallados faltos de la gloria de Dios, es decir, fuimos separados de la cabeza Cristo, lo cual he marcado de nuevo con el número (6).

    Ser destituidos o ser hallados faltos como traduce correctamente del original griego, significa que nuestro Espíritu quedó guardado con Cristo en Dios y no participó en la naturaleza Adán, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Colosenses 3:3, por eso fue necesaria una nueva creación. Esa es la razón por la que Cristo en los días de su carne en Jesús, a quien los lideres religiosos de Israel apodaron Jesús de Nazaret despectivamente , dijo: Padre, glorifícame (la gloria marcada por el número 8) tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo (la gloria marcada con el número 6) antes que el mundo fuese (el área marcada con el número 4), como registra su biografía escrita por Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 17:5. Nosotros fuimos sacados de esa gloria durante el paréntesis del mundo antiguo que fue figurado en el pacto añadido, la ley o antiguo pacto que terminó en el año 70, pero nuestra vida Espíritu o gloria quedó guardada con Cristo en Dios. En otras palabras, Dios que participaría como nosotros de carne y sangre para reconciliarnos de nuevo como un solo cuerpo con él, guardó nuestro vida o Espíritu hasta que él se manifestara y nos reconciliara de nuevo a lo que siempre hemos sido con el: un solo cuerpo.

    Por eso amados, nos revela el apóstol Pablo, que así como en el primer Adán, marcado en la figura como (A-1) todos fuimos muertos en un solo día, también todos fuimos de nuevo vivificados o justificados o resucitados en Cristo, el segundo Adán (marcado como A-2) en un solo día de igual manera. Así había sido profetizado por el profeta Zacarías 3:9 que sería. Así de igual manera, es revelado por el apóstol Pablo, el testigo fiel de Cristo y mensajero de su pacto, que ya fue cumplido, lo cual está registrado en la 1ra carta a los Corintios 15:22.

    Visto desde lo relativo u orden visible temporal que participamos, la cabeza es Dios y por tanto, el cuerpo tiene que ser también dios, ese es el nombre ELOHIM que tanto problema ha dado a los que no conocen la revelación. El nombre ELOHIM significa Dioses, porque habla del Padre y los Hijos visto desde el orden natural o relativo. Es la razón de lo dicho en el Salmos 82:1-7 que Jesús revalida y registra su biografía escrita por Lázaro de Betania, el discípulo amado, cuyo libro es llamado por error Juan 10:34. Los hijos o dioses que estábamos en la gloria de Dios, lo que he marcado en la figura con el número (6), siendo el cuerpo de Dios, fuimos predestinados en este mundo para continuar siendo el cuerpo de Dios en la eternidad, lo cual he marcado con el número (8), aunque para participar de carne y sangre fuimos muertos como hombres. Pero desde que Jesús Cristo consumó todas las cosas, en nuestro Espíritu  miembro del cuerpo Espíritu Cristo, seguimos siendo en la eternidad el cuerpo de Dios, lo cual él llamó: Mi Iglesia  y he marcado en la ilustración con el número (8).

    Resumiendo podemos decir:

(1) Cristo conforme a la profecía del Rollo Profético llamado Apocalipsis, en este mundo u orden relativo fue el alfa o principio... lo cual nos es revelado por el apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 15:45-50. Por eso dice la Escritura que en el principio creó Dios los cielos y la tierra que es lo mismo que decir el viejo mundo que ya pasó y que tuvo dos etapas, la primera desde Adán hasta Noé y la final desde Noé hasta el juicio de Jerusalén y su templo en el año 70.

(2) Cristo es la omega o fin también de ese mundo viejo que fue figurado en la ley o antiguo pacto, como nos revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 10:4 Cristo es el fin de la ley, el fin de la ley o mundo antiguo, que en figura el Rollo Profético llamado Apocalipsis llama los viejos cielos y tierra.

(3) Por cuanto todos los hijos participamos de la naturaleza de pecado o naturaleza del primer Adán, todos fuimos destituidos de la gloria de Dios en que estábamos antes de los tiempos de los siglos, es decir, antes de que el primer mundo fuese, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 3:23.

    Como consecuencia de eso, conforme al propósito de Dios que había ordenado en Cristo antes de que el mundo antiguo fuese:

4) Por cuanto todos los hijos participamos de carne y sangre (el comienzo en conciencia del alma y su vestidura o cuerpo biológico marcado con el número (3) Dios mismo participó también de carne y sangre (en Jesús) y destruyó por medio de la muerte al que tenía el imperio o poder de la muerte, esto es al diablo o la conciencia adversaria figurada en el primer Adán, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 2:14. Dios,,por medio del profeta Isaías 54:16 dijo: Yo he creado al destruidor para destruir. Cristo en los días de su carne dijo que el diablo era el homicida desde el principio, como registra su biografía escrita por Lázaro, el discípulo amado, libro llamado erróneamente Juan 8:44. El apóstol Pablo nos revela que en Adán todos fuimos muertos, el homicida desde el principio, lo cual puedes verificar leyendo en la 1ra carta a los Corintios 15:22.

    Pero así como se abrió el paréntesis marcado en el número (3) también fue cerrado en el número (5) de la figura de la ilustración del principio, cuando Dios estuvo en Cristo, reconciliando al mundo (de los nuevos cielo y tierra) de sus hijos destituidos por causa del pecado consigo mismo, no tomándoles en cuenta a sus hijos sus pecados, así lo revela el apóstol Pablo en la 2da carta a los Corintios 5:19. Ese es precisamente el propósito del nuevo pacto o pacto eterno porque es desde antes de los tiempos de las edades, conforme revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 8:8-12 y 10:16-17. La evidencia de la garantía en este orden relativo y visible de la inmutabilidad de lo que Dios nos prometió y enseñó antes de encarnarnos, fue garantizada con la sangre misma del Señor Jesús Cristo cuando participó de carne y sangre, como revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 13:20.

    Leamos finalmente en sobre-edificación, lo revelado por el apóstol Pablo en la carta a los Romanos 8:28-30 a la luz del cumplimiento de todas las cosas. A los que antes conoció en la gloria lo que he marcado en la ilustración con el número (6), los hijos o cuerpo de Dios formado por dioses, marcado como (A-2) en la eternidad, marcado con la letra (A), también los predestinó para que continuaran siendo sus hijos o su cuerpo en la eternidad y la gloria, marcado en la ilustración como (A-2, B y 8).

    Esos mismos hijos que predestinó y fuimos todos en este mundo natural, relativo y temporal destituidos o muertos espiritualmente, en otras palabras, estuvimos separados de Dios como cuerpo, estuvimos separados de Dios la cabeza del cuerpo, hasta que terminó el llamado "presente siglo malo" que fue ese período de la ley o antiguo pacto marcado en la ilustración con el número (7). Todos fuimos muertos en la cruz en Jesús el Cordero de Dios, que es la circuncisión en la carne de Cristo, por lo que también por eso hemos sido llamados en este orden por el poder de Dios que es el evangelio o revelación de misterios. Sí amados, se nos dio las buenas nuevas o evangelio de la gracia que es la revelación de todas esas cosas a través del apóstol Pablo para que ahora, luego de cumplidas todas las cosas, los que hemos venido a participar de carne y sangre, portemos la imagen del celestial en este orden relativo y temporal. A ese mismo grupo que llamó, también nos justificó; y a esos mismos que justificó o reconcilió consigo  mismo también nos glorificó o nos volvió a la gloria que siempre ha sido. Por tanto amados bendecidos, te revela finalmente el apóstol Pablo: si Dios es con nosotros quien podrá ser contra nosotros. ABBA PADRE.

 

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