EL MISTERIO DE LA PIEDAD

Por Ramón Urbáez Caminero

1ra carta a Timoteo 3:16

        Desde el principio, Dios se ha mostrado como un único Dios.  A través de todos los profetas, el Señor en su nombre antiguo YHWH, estableció sin ningún lugar a dudas, que no hay otro Dios fuera de él.

        Profetizó por medio de los profetas, que él mismo vendría a la tierra en carne y sangre a cumplir todas las cosas que profetizó de antemano por medio de ellos.  Por causa de tener que encarnarse, habló de un siervo por medio del cual haría todas las cosas, que en el cumplimiento se nos muestra como el Hijo del Hombre o el Hijo de Dios, cuyo nombre fue Jesús, a quien los fariseos, saduceos, escribas y demás líderes religiosos de Israel, apodaron Jesús de Nazaret en forma despectiva.

        De acuerdo a la Escritura original Hebrea, en Isaías 43:10-11  El Señor dijo: Vosotros sois mis testigos, dice el Señor, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que Yo mismo Soy él; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. [11]  Yo, yo el Señor, y fuera de mí no hay quien salve.

        Conforme a Isaías 9:6, el Señor profetizó que se presentaría como un niño nacido de una virgen. El profeta nos declara en esa información, que en ese niño profetizado sería manifestado el Dios Fuerte o Todopoderoso, el Padre Eterno, el Consejero o Consolador, que es el Espíritu Eterno.

        Conforme al libro del profeta Isaías 7:14 se nos dice: Por tanto, el Señor mismo os dará señal:  He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que sabemos que traducido significa: Dios con nosotros o Dios en medio de nosotros. Jesús corresponde con la primera parte de esa profecía como cabeza de la nueva creación en Cristo, la creación espiritual, la creación que cumple lo dicho en el libro de Génesis 1:26 cuando Dios como cabeza a través de su imagen visible Cristo, dijo: Hagamos al humano conforme a nuestra imagen... Esa es la imagen de la nueva creación en Cristo, que revela el apóstol Pablo tanto en la 1ra carta a los Corintios 15:49, en la 2da carta a los Corintios 5:17, como en la carta a los Efesios 4:23-24, que te dejo como un ejercicio para que ejercites tu mente o conciencia Cristo en la verdad del reino de Dios que está dentro de ti.

        Esto fue así porque como revela el apóstol Pablo en la carta a los Hebreos 2:14, el Padre Eterno también participó en común con nosotros de carne y sangre. Jesús Cristo al igual que nosotros sus hijos eternos participo de carne y sangre o de conciencia terrenal, para reducir a la impotencia al diablo, que es una figura alegórica de la naturaleza carne o alma viviente, porque la palabra sustantivo común "diablo" simplemente significa "acusador o calumniador" que es lo que hace esa mente humana contra nuestra mente espiritual o Cristo. Pasa lo mismo con la palabra sustantivo común "satanás" que todos en la cristiandad tradicional y otras religiones no cristianas han enseñado como si fuera el nombre de un personaje, de un supuesto ángel que se le reveló a Dios, cosa que no enseña la Escritura. La palabra "satanás" significa simplemente "adversario o enemigo", para describir alegóricamente a la mente o conciencia terrenal, en oposición a la mente o conciencia espiritual, que es Cristo como cabeza del cuerpo espiritual del que nosotros somos los miembros de ese cuerpo, como revela el apóstol Pablo en las cartas a los Efesios 5:23 y a los Colosenses 1:18. Es algo del pasado que Cristo cumplió todo lo profetizado en Jesús, el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo de los nuevos cielo y tierra o pacto de la gracia en que vivimos ahora en Cristo, si estamos en conocimiento de lo revelado. El Señor fue justificado en el Espíritu, porque la carne y la sangre en la que él participó, tampoco heredó en el reino espiritual de Dios en que vivimos ahora con él, como revela el apóstol Pablo en la 1ra carta a los Corintios 15:50.

        Uno de los asuntos más acentuado de la vida de Jesús, fue la llamada traición de Judas, que fue quien le entregó a los líderes religiosos, tal y como su ministerio también había sido profetizado. Precisamente Jesús llamó a Judas "diablo" por su papel de acusador para que fuera tomado prisionero y fuera cumplida la muerte de  cruz de Jesús, como informa la biografía de Jesús escrita por Lázaro, el discípulo amado, cuyo libro ha sido llamado por error Juan 6:70. Pero ese cumplimiento lo podemos leer en forma de profecía cuando contestamos preguntas como ¿qué y de quién? profetizó el profeta Zacarías 11:12-13 cuando declara: Y les dije:  Si os parece bien, dadme mi salario (el precio que pagarían por Jesús); y si no dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. [13]  Y me dijo el Señor: ¡Échalo al tesoro; hermoso precio con que me han apreciado!  Y tomé las treinta piezas de plata y las eché en la casa del Señor al tesoro. El cumplimiento de esa profecía anterior lo puedes leer en el libro según Mateo 27:3-9. Es bueno aclarar, que la cita del libro Mateo 27:9 dice que la cita era de Jeremías, pues al parecer la forma de recopilar los libros de los profetas era encabezada por por el libro de Jeremías y se puso su nombre, pero la cita es del profeta Zacarías como hemos visto.

        Lo otro muy importante de la cita del profeta Zacarías es que cuando profetizó, esto lo dijo del Señor YHWH.  El cumplimiento de esa profecía del profeta Zacarías dice que se cumplió en el Señor Jesús, como podemos comprobar leyendo en la biografía de Jesús escrita por Mateo 26:14-16, 23-24, 56.  Lo mismo sucedió con la profecía del profeta  Zacarías 9:9.  En ella se nos dice que el Señor YHWH entraría a la ciudad de Jerusalén sentado en un pollino hijo de asno.  El cumplimiento dice que eso fue cumplido por Jesús, como nos informa su testigo que escribió la biografía de Jesús bajo el nombre Mateo 21:2-11.

        A la luz de esta evidencia vemos que la llamada doctrina de la trinidad es una invento posterior que no tiene ningún respaldo de la Escritura, por lo que es una enseñanza falsa.  Por eso es que el misterio de la piedad es indiscutible como revela el apóstol Pablo en la 1ra. carta a Timoteo 3:16.